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"Dimos apoyos por las facilidades regulatorias y otros fueron (hechos) por el mismo banco al reconocer una realidad diferente. Al final, salimos mucho mejor de lo esperado, todo apuntaba a ser un peor año de lo que realmente tuvimos", dijo Arce en entrevista.
El banco reportó en 2020 una caída de su utilidad cercana al 60% ante la creación de reservas preventivas que los blindarían de impagos de parte de sus clientes. El programa de diferimiento en el año también mantuvo bajo control el nivel de morosidad del banco, que cerró el año en 2.80%, un nivel similar a sus competidores.
El banco cerró el año con una cartera de crédito de 357,352 millones de pesos, una caída de 10.7% en comparación con el cierre de 2019.
Al igual que sus competidores, el banco vivió un crecimiento de sus clientes digitales. Incluso, el banco dio un paso de 5 años en temas de digitalización con la implementación de CoDi y pagos mediante SPEI.
"Vamos a invertir más que en los últimos 4 años en promedio y en total: los últimos cuatro años los vamos a invertir en un solo año, en ciberseguridad, banca digital, sistemas robustos y seguros y mejor experiencia del cliente", apuntó.
Uno de los productos que vivió esa transformación digital en la pandemia fue el crédito hipotecario, donde los clientes que recién contrataron su crédito pudieron hacer pagos diferidos.
Para Jorce Arce la recuperación económica -y del banco- se dará en el 2021 siempre y cuando se maneje la crisis sanitaria aunque destacó que al ser el principal socio comercial de Estados Unidos impulsará las exportaciones manufactureras y agrícolas.
"Las vacunas tienen preponderancia en todo, tenemos que vacunar bien y rápido a la población porque México es un país abierto y depende del comercio internacional, depende del turismo y de la industria del servicio", destacó.
El directivo dijo que para reactivar la economía también es necesario el trabajo conjunto entre la banca, banca de desarrollo y el gobierno aunque confía que en la segunda mitad del año la situación será muy diferente.