Luego de que se diera a conocer la propuesta del presidente Andrés Manuel López Obrador para que la subsecretaria de Egresos de Hacienda, Victoria Rodríguez Ceja, sea la próxima gobernadora de Banco de México (Banxico), el peso mexicano perdió terreno frente al dólar.
Tras el anunció el peso tuvo un retroceso de 1.91% frente a la divisa estadounidense, cotizando alrededor de 21.58 pesos por dólar, luego de cerrar el martes alrededor de 21.17 pesos.
De enero a la fecha el peso ha perdido más de 8.5% frente al dólar.
¿Quién gana con un peso barato?
Los primeros en sonreír cuando el peso pierde frente al dólar son todos lo que venden sus productos y servicios en el extranjero, esto incluye al sector petrolero, comentaron a Expansión Julio Escandón, director general de Grupo Financiero BASE; y Luis Gonzali, codirector de inversiones en Franklin Templeton México.
“En términos generales le beneficia a los exportadores porque ellos venden y cobran en dólares. Entonces, sus flujos monetizados se incrementan”, comentó Julio Escandón.
Mientras que para las finanzas gubernamentales resulta benéfico tener un peso débil “porque somos exportadores de petróleo y alrededor del 15% del ingreso del gobierno viene de la venta de petróleo. Entonces, un peso débil va a generar más utilidades, al gobierno, en general”, agregó Gonzali.
El director de BASE señaló que el país pasó de ser netamente petrolero a ser maquilador, es decir, que recibe materia prima y la transforma en productos terminados como automóviles, pantallas planas, entre otros.
¿Quién pierde?
Cuando el peso pierde terreno frente a la moneda estadounidense, los importadores son los que pierden, pues el costo de la materia prima para la elaboración de artículos terminados o los productos finales y servicios que compran del extranjero se encarecen.
Sin embargo, los movimientos en el tipo de cambio que no son duraderos, no se traducen en presiones inflacionarias –aumento de precios- ni en los márgenes de las empresas de manera inmediata, explicó Luis Gonzali al recordar el episodio del año pasado donde el dólar llegó a costar 25 pesos .
“Estos choques al tipo de cambio que duran uno o dos meses, las empresas los pueden evitar consumiendo parte de sus inventarios”, sostuvo. Además, estos eventos en el tipo de cambio no se sienten de inmediato en el consumidor final.
“El problema es cuando haces el rollover del inventario, cuando ya sacas todo el inventario y el tipo de cambio sigue depreciado y tienes que salir a comprar más a un tipo de cambio elevado. Ahí es donde puedes la depreciación en los bienes que compras en México”, agregó.