En la familia de Armando Azcárate no hay ningún empresario. Por eso, su idea de emprender no fue bien recibida por su madre. “Ella quería que consiguiera un empleo bien pagado”, menciona. Sin embargo, el mercadólogo egresado del Centro de Estudios en Ciencias de la Comunicación (CECC), dejó su carrera en el mundo de las agencias y decidió abrir su propia empresa en un sector que siempre le apasionó: el de los alimentos. “Mi idea era inaugurar un restaurante, pero no tenía el dinero suficiente para hacerlo”, comenta.
Así que utilizó los 150,000 pesos que reunió gracias a su familia y fundó Banquetes Mandarina, una firma que, desde 2009, ofrece servicio de catering.