Aunque el movimiento significó sólo una posición hacia atrás, la nota de la petrolera mexicana justo cruzó la línea que divide a las empresas que tienen la mayor confianza de los inversionistas, a pasar del lado donde comienzan las alarmas sobre un posible impago hacia sus acreedores.
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La compañía aún se mantiene en la zona de grado de inversión debido a que las otras dos agencias más importantes, Moody’s y S&P, la colocan con esa etiqueta. Pero ambas firmas, sobre todo la primera, tienen en el alambre la perspectiva de la compañía, con miras a pasarla al área conocida como de bonos basura o chatarra.
Si estas agencias también dieran el paso, Pemex se convertiría en la compañía con una mayor cantidad de bonos en el mercado financiero en perder el grado de inversión, un lugar que ahora ocupa la también petrolera estatal Petrobras.
“Si Pemex pierde el grado de inversión, eso va a ser un enorme problema, sobre todo cuando eres la petrolera más endeudada del mundo. Será como una avalancha”, dice Pablo Medina, vicepresidente de la consultora Welligence Energy Analytic.