Las autopistas Siglo XXI o la Durango-Mazatlán se convirtieron en las grandes obras de infraestructura de los pasados sexenios. La administración de Andrés Manuel López Obrador ha roto con esta tradición de tener un megaproyecto carretero en la estrategia de obra pública, para concentrarse en proyectos de energía y movilidad con la construcción de la Refinería de Dos Bocas, el Tren Maya y el aeropuerto de Santa Lucía.
Los esfuerzos se han volcado en la conservación del activo carretero existente, que tiene resultados más rápidos en comparación con los proyectos que inician desde cero y que requieren una planeación a largo plazo.