Las afectaciones del coronavirus al sector hotelero no se han limitado a los niveles de ocupación, sino que también han incidido en la construcción de nuevos complejos. Como sólo ciertas obras de carácter esencial han podido mantener actividades, el desarrollo de nuevos inmuebles se ha detenido, y dado las condiciones como el tipo de cambio y una industria en crisis, muchas obras se enfentan a frenos en monto o en tamaño.
La crisis de la industria hotelera dificultará los nuevos desarrollos
El número de desarrollos en curso antes del brote de COVID-19 era importante. Miguel Torruco Marqués, secretario de Turismo, dijo en enero pasado que entre 2020 y 2022 se preveía la construcción de 90,000 nuevos cuartos de hotel, mientras que la Asociación Mexicana de Hoteles y Moteles (AMHM) apunta a unos 200 complejos en desarrollo.
“Se estaba proyectando un 2% de crecimiento de los 23,000 hoteles que hay en el país. Fácilmente eran unos 200 hoteles los que se estaban construyendo en el país, y posiblemente se retrasen”, advierte Rafael García, presidente de la AMHM de la Ciudad de México.
El representante de la industria indica que todas las obras se han frenado, ya que las empresas están priorizando la liquidez.
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“Lo primero es rescatar lo que hay, y luego seguir con la obra. Se ha frenado el 100% de todas las obras (…) y esos recursos se van a dedicar para echar a andar sus negocios, y como no será recuperación rápida, creo que va a tardar en reactivarse la construcción”, agregó.
En este contexto, el desarrollo hotelero venía de un buen 2019, impulsado por los buenos años de la economía estadounidense, cuyos turistas apuntalaron a la hotelería mexicana tanto en tarifas como en ocupación, explica Jaime Fasja, director general y CEO de Thor Urbana. Y esto había derivado en desarrollos en los mercados de turistas internacionales más atractivos.
“Solamente en el mercado de Los Cabos, por poner un ejemplo, el inventario total de cuartos de hotel es de 12,500 y había 3,000 en construcción, es decir, un 25% del inventario actual. En Cancún y Riviera Maya hay cerca de 90,000 cuartos de hotel en operación, con una expansión a doble dígito", dice. En este destino, el crecimiento previsto era de aproximadamente 15%, con 14,000 habitaciones en construcción.
Fasja refiere que el COVID-19 supuso un golpe muy fuerte para los desarrollos hoteleros. El sector ha sido el más afectado entre las industrias inmobiliarias, pero también considera que es posible una reactivación al tomar en cuenta los nuevos estándares a causa de la pandemia.
“En nuestro caso, que tratamos con muchas cadenas internacionales, hemos estado en constante comunicación con ellas para entender cuáles van a ser las nuevas políticas de higiene, de reservaciones, para asegurarnos que haya una sana distancia en nuestras propiedades”, explica.
Hasta el inicio del paro de labores, Thor Urbana tenía en desarrollo un Ritz Carlton en la Ciudad de México, cuya apertura se esperaba hacia finales del verano, pero que ahora se postergará hasta final de año. El Ritz Carlton Reserve en Riviera Nayarit apenas había iniciado su construcción y los planes son continuar con las obras, al igual que el Four Seasons que se tiene planeado en Belice.
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La firma considera que un buen clima económico podría regresar en 18 meses para el caso de Nayarit, y hasta en 22 meses para Belice, pero Fasja prevé una potencial reducción de inversiones en la industria por factores como la depreciación del peso frente al dólar, que dificulta las condiciones para quienes no habían comprado terrenos o comenzado obras.
“Creo que los que están en construcción, sobre todo muchos (hoteles) importantes, no vamos a vernos frenados porque la tesis del turismo en México sigue siendo muy válida. Es la segunda fuente de ingresos más importante del país después de las remesas, no veo que eso a largo plazo vaya a cambiar”, apunta.
Con esto coincide César Ramírez, socio líder de hotelería y turismo de KPMG en México, quien advierte que los complejos dependen de los flujos turísticos, y por tanto, de aguardar un repunte del mercado.
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“Ya que se recupere, la demanda se va a llenar paulatinamente, quizá a partir de finales de ese año. Si la inversión ya se había realizado y los permisos están dados, es algo que se detuvo, pero que recobrará atractivo en el mediano plazo”.
Ramírez también apunta a una posible guerra de precios para que los hoteleros recuperen mercado, lo que podría afectar la rentabilidad de los complejos. Pero el CEO de Thor Urbana considera que hay que ver más allá de este año.
“Somos inversionistas a largo plazo, quien busque entrar y salir está en la industria equivocada. Cuando desarrollas hoteles sabes que vas a pasar por ciclos, aunque esta pandemia es un animal raro, un tipo de crisis único, pero saldremos adelante”, concluye.