Pese a que el cambio climático ya supone una amenaza grave para la salud de las personas y la estabilidad económica en el mundo, solo tres empresas en México están contribuyendo real y significativamente a la mitigación del calentamiento global.
Solo 2% de las firmas en México realmente ayudan a combatir el cambio climático
De acuerdo con el ‘Ambiciómetro 2019’, análisis elaborado por la organización independiente de conservación ambiental WWF México, estas firmas –que representan 2% de una muestra de 151 organizaciones– han demostrado contar con inventarios de emisiones de efecto invernadero detallados, tener metas alineadas al Acuerdo de París y objetivos ambiciosos sobre temas como energía renovable.
“Esto refleja la falta de interés del empresariado en medir y comunicar cómo están impactando en el calentamiento global”, aseguró Paola Delgado, gerente de investigación en la iniciativa ‘Science Based Targets’ en WWF México. “Aún es muy grande la brecha que existen entre los esfuerzos actuales y los se necesitan para mantener la temperatura global por debajo de los 2°C (es lo que indica el Acuerdo de París)”.
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En el ‘Ambiciómetro 2019, que recoleta la información pública de 151 compañías, cuyas ventas anuales suman 13.3 billones de pesos y representan 77% del valor de las 500 empresas más importantes del país, ranking elaborado por Expansión, se explica que México es uno de los 10 países con mayores emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo.
Los resultados demuestra que, a pesar del compromiso de adquirió en el Acuerdo de París de reducir hasta 36% sus emisiones antes de 2030, 73% de firmas analizadas están catalogadas como inactivas, es decir, no están haciendo mucho para combatir el calentamiento global.
Este grupo, que se conforma de 110 compañías, no reporta sus emisiones de gases de efecto invernadero –al menos no lo hace públicamente–, “lo que nos hace pensar que no tienen metas de reducción de las mismas”, refirió Delgado.
Solo 19% de las empresas (29 de las analizadas) cumplen con los requisitos mínimos de los inventarios de emisiones de gases y reportan algunas metas para combatir el cambio climático. De alguna manera están tomando acción, pero les falta bastante camino por recorrer. Y el 6% restante (que son nueve compañías) sí tienen inventarios detallados y objetivos establecidos, pero no necesariamente alineados al Acuerdo de París.
“Esto se convierte en un reto importante para las empresas, porque al no medir la huella de carbono corren el riesgo de no conocer la magnitud de las emisiones y, por tanto, no prevenir riesgos climáticos y físicos que a larga puede afectar en sus operaciones”, comentó Paola Delgado.
Además, agregó la especialista, existen otros tipos de conflicto a los que pueden enfrentarse las compañías no amigables con el medio ambiente, como los regulatorios y los que tienen que ver con los requerimientos del mercado, pues los grupos de interés cada vez más exigen que las empresas en las que invierten, consumen, trabajan o proveen sean socialmente responsables.
“Los consumidores se están educando más, toman decisiones más informadas sobre los productos que tienen una huella de carbono más baja. Si las empresas no empiezan a medir emisiones y prepararse a los cambios, pueden quedar fuera del mercado o no crecer”, advirtió Delgado.
La ruta de la descarbonización
Respecto a las ventajas de ser amigable con el medio ambiente, las empresas no solo aseguran su permanencia en el mercado, sino también incrementan su competitividad, su reputación de marca y sus niveles de innovación.
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Para obtener estos beneficios, la especialista presentó la ruta de la descarbonización, que es una serie de cuatro pasos que permite a las compañías alinear sus objetivos a los Acuerdos de París:
1. Transparencia. En este punto las empresas empiezan a medir y reportar sus emisiones de manera pública. Al no ocultar esta información aseguran su visibilidad en el mercado.
2. Compromiso. En el siguiente paso, las compañías tienen que establecer metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, así se vuelve tangible su promesa de cuidar el medio ambiente.
3. Transformación. Posteriormente empiezan los cambios en la compañía, los cuales van a permitir que se cumplan los objetivos establecidos en el punto anterior.
4. Liderazgo. Por último, los dirigentes de las compañías se vuelven referentes públicos del combate al cambio climático. Se vuelven ejemplo en el mercado.
“Esta ruta podría pensarse como una evolución, pero la realidad es que se tiene que implementar de manera rápida. La ciencia del cambio climático dice que si en los próximos 10 años no reducimos las emisiones de gases de efecto invernadero, entonces vamos a tener muy bajas probabilidades de limitar el incremento de la temperatura promedio global. Ya no tenemos tiempo para perder”, advirtió Paola Delgado.