Bajo este contexto sería bueno considerar antes de invertir no sólo en qué punto de desarrollo de estrategia ambiental se encuentra la empresa, sino ver sus planes a futuro lo que nos ayudaría para saber si la empresa está preparada para la transición, ya que este cambio no sólo implica una menor emisión de CO2, sino el uso de materiales renovables en sus empaques, buscando no contaminar el medio ambiente durante su proceso, el uso de materias primas naturales, métodos de reciclado de los productos, entre otros.
De esta forma no sólo podremos identificar a aquellas que van de la mano con los acuerdos realizados, sino que estaríamos viendo la posibilidad de identificar pioneros y líderes en las industrias del futuro, así como nuevas oportunidades de mercado.
De aquí se derivan algunos instrumentos financieros enfocados a financiar exclusivamente el desarrollo de proyectos ambientales, destacando: energía renovable, transporte limpio, construcción sustentable, entre otros. Tal es el caso de los bonos verdes, enfocados al financiamiento de ciertos sectores como: energía, construcción, industria, transporte, etcétera.
Hoy en día, a pesar de los esfuerzos realizados y de que el financiamiento verde ha crecido, aún estamos rezagados en la emisión de este tipo de instrumentos, por lo que debemos seguir impulsando a las empresas para que además de dar rendimientos atractivos, ofrezcan la oportunidad de invertir en proyectos sostenibles con el medio ambiente, ayudando a fomentar beneficios para la sociedad y la economía de México y el mundo, para conseguir así un crecimiento de la mano con el medio ambiente.
Nota del editor: Alejandra Vargas es analista bursátil en Grupo Financiero BX+, financiera y un poco contadora, practica patinaje sobre hielo, yoga y le gusta leer libros de varios temas. Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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