Este economista por la Universidad de California, ex director general de Banorte, señala que la pandemia ha traído graves consecuencias para la actividad económica de México, causando un aumento todavía mayor de la pobreza. Y explica qué ha hecho esta compañía para sortear de la mejor manera posible los efectos de la crisis.
Expansión: Grupo Salinas ha sido cuestionado por mantener las operaciones durante el confinamiento ¿Por qué se tomó esta decisión?
Alejandro Valenzuela: Ricardo Salinas salió más o menos en abril a indicar cuál era la posición de Grupo Salinas, y la crítica que recibió fue bestial, fue muy fuerte.
La realidad es que, cuando uno empieza a ver la película, probablemente el tiempo nos dé la razón por varias cuestiones: el modelo de negocio que tenemos es un modelo que está enfocado en la economía popular. Somos el principal pagador de programas sociales del gobierno del presidente López Obrador, y eso ha implicado que nosotros podamos llegar a muchos rincones del país, donde ningún otro banco comercial o de desarrollo tiene la infraestructura. Estamos presentes en prácticamente 800 municipios. Son pocas las organizaciones que tienen la infraestructura de Elektra con Banco Azteca.
Desde que este banco inició, en 2002, hemos operado de 9 de la mañana a 9 de la noche los 365 días del año. Nunca hemos cerrado.
Ante el coronavirus, lo primero que hicimos fue analizar los pros y los contras, comunicar internamente y razonar cuál era el mal menor para todos. Lo que hicimos fue contratar a varios epidemiólogos. Ahí fuimos desmitificando mucho y entendimos que la enfermedad era altamente contagiosa, pero con un nivel de letalidad razonablemente bajo.
Para un banco que tiene más de 55,000 empleados, han sido 473 las personas que hemos tenido que mandar a su casa en relación con el COVID-19. El porcentaje es realmente bajo si lo comparamos con lo que está pasando en todas las sociedades.
Hemos hecho la prueba por la nariz y las pruebas de sangre. En el momento en el que detectamos que alguien tiene cualquier padecimiento, inmediatamente actuamos en consecuencia, porque la prontitud con la que uno ataca los padecimientos hacen toda la diferencia ante una posible hospitalización.
El mal mayor es el hambre, el desempleo y la desesperación. También hicimos recortes de salarios. Los que menos ganan los dejamos al 100% de su sueldo, y los que ganan más les recortamos entre el 5% y el 20%. Con una contracción del 10% en la economía, ¿crees que puedes mantener el mismo nivel de empleo? Ni la burocracia lo logrará, porque los impuestos también van a caer.
Sin embargo, Elektra no era una actividad esencial...
Todo depende del lado en que lo mires. Imagínate que ahorita mucha gente se dio cuenta de lo esencial que es tener un refrigerador para mantener sus alimentos conservándose correctamente; de sus estufas o microondas para tener una adecuada cocción y poder tener alimentos saludables. La lavadora y la secadora ayudan a tener un nivel de higiene, y muchas veces, como no alcanza, la única forma de hacerlo es con un crédito.
Lo que sí tuvimos que cerrar fue el tema de los sofás y los colchones, pues en muchos lugares nos pidieron acordonar el lugar y lo tuvimos que hacer.
Los números que llegamos a publicar no mienten. Aunque sigamos operando, esta contracción y esta recesión son fuertes. En los 18 años que tiene esta organización, nunca había tenido un choque de esta magnitud.
¿Cuál es la estrategia frente a este complejo entorno económico?
No sabemos exactamente de cuánto va a ser la contracción del PIB este año, pero hay un consenso entre nuestros economistas de que va a estar cerca de -10%.
Entender esta dinámica se vuelve complejo para el crédito porque, ¿cuántas industrias que estaban perfectamente viables antes de la pandemia hoy en día están en peligro de extinción? Pienso en toda la industria de la hospitalidad, los restaurantes, los hoteles, las líneas aéreas... Todos los comercios que tenían créditos, y que cuando fueron evaluados seguramente eran perfectamente viables, ahora muchos de ellos no lo podrán lograr, simplemente porque no tienen la capacidad de hacerlo.
La diferencia entre voluntad y capacidad de pago nunca había sido tan importante en nuestra historia, porque la realidad es que mucha gente sí va a tener la voluntad, pero no va a tener la capacidad, y lidiar con ello va a ser muy complejo. Se van a requerir plazos de mucha mayor longitud en el tiempo para poder darles esa capacidad.
La única alternativa es ir contrayendo el crédito, porque (los bancos) no tienen con qué prestar, no hay recursos y el sistema está teniendo fugas. Creo que estamos realmente apenas entrando a la gravedad. Los próximos meses van a ser muy complejos.
¿Cómo se han desempeñado sus productos de ahorro o inversión?
Con la app ya llegamos a 10 millones de descargas. Estamos, junto con BBVA, en la mayor utilización de una aplicación digital, porque la banca también está migrando a lo digital.
Lo que hemos visto es que la gente mantiene sus ahorros con nosotros, hay muchos que han necesitado jalar sus recursos, pero no deja de sorprenderme la estabilidad de la captación que tiene esta organización.
La cuenta promedio de Banco Azteca ronda los 3,600 pesos. El sector popular sí ahorra, el sector popular cuida sus recursos y claramente tiene alternativas.
Si Banco Azteca no fuera la solución para ellos, ya hubieran buscado alguna otra institución. La cuenta “Guardadito” es nuestra cuenta estrella. Este banco nunca ha tenido que ir a los mercados, se ha fondeado siempre con el ahorro popular.