“Parte de nuestra apuesta y la confianza que tenemos en lograr estos niveles de producción óptimos que veníamos manejando es porque contamos con una gran capacidad instalada de producción. El cierre fue con paro total y por eso la recuperación se nota más”, afirma Siqueiros.
Abril y mayo, los meses de cierre, no fueron sencillos y tampoco la única razón que contagió a la industria durante el confinamiento. Aunque fueron declarados como industria esencial, los cerveceros tienen que lidiar con el cierre de bares y restaurantes, y las prohibiciones de venta en diferentes localidades debido a la 'ley seca' que se mantiene en algunas entidades para evitar las fiestas y las aglomeraciones.
“Con el paro en la producción y distribución se generó escasez de producto. Cuando se nos permitió reintegrar las operaciones hubo otros factores relacionados con las restricciones que afectaron los canales de ventas y eso fue una limitante para la recuperación económica plena de la industria. Sí hubo una recuperación, pero el año va a cerrar con una caída considerable en la producción y, por consecuencia, en las ventas”, dijo Manuel Cedillo, director económico y de desarrollo de Políticas Públicas de Cerveceros de México.
Con las medidas para mantener el distanciamiento social y con ello los contagios de COVID-19, las empresas cerveceras en el país ajustaron sus operaciones con los horarios son escalonados e intercalados y esto ha permitido mantener las plazas de trabajo sin bajas.
Los cambios que llegaron con la pandemia generaron un nuevo paradigma para el sector, que de acuerdo con Cedillo, vivió una transformación que trastoca más allá de los cambios que se vivieron en las dinámicas de manufactura de las empresas.
“En el punto de venta hubo una reconfiguración para los pequeños y medianos productores de cerveza. Ellos colocan la mayor parte de sus ventas en los estrujantes, pero esto los llevó al desarrollo de otros canales, por ejemplo el ecommerce”, puntualizó.