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La número 4: La CFE de Bartlett

Bajo su dirección, la compañía ha pasado de ser una empresa regulada a dictar las normas del sector eléctrico.
mar 22 junio 2021 05:00 AM
Manuel Bartlett, director de la CFE
Los especialistas y participantes del mercado reconocen el uso político que le ha dado a la CFE Manuel Bartlett.

La premisa de que la Comisión Federal de Electricidad (CFE) funcione como una empresa más del mercado eléctrico, plasmada en la reforma energética del sexenio anterior, quedó atrás. El gigante estatal se ha convertido en el nuevo eje rector y tomador de decisiones dentro de la política del sector, apoyado en el objetivo presidencial de regresar el poder a las empresas productivas del Estado. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha volcado su discurso en materia energética a un ataque constante a la inversión privada, sobre todo, en el ramo eléctrico, y a la defensa de Pemex y la CFE. Y detrás de esta última, la presencia de Manuel Bartlett, su director, ha jugado un papel clave en el discurso ideológico del presidente.

Bartlett, un exmilitante priista y sin un pasado empresarial, concibe la política energética de la misma manera que López Obrador: el Estado debe regir sobre todas las actividades relacionadas con el mercado energético, por encima de los negocios privados y que involucran capital extranjero.

Hasta ahora, todos los movimientos en el sector –que han llegado a modificar leyes secundarias– han ido encaminados a recuperar el mercado que la CFE perdió en los últimos años, incluso antes de la reforma energética. La administración ha limitado, de paso, la inversión extranjera y la generación eléctrica con renovables.

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“Es un discurso que corresponde a otra época y no del país, del mundo. Esto no beneficia a nadie más que al discurso presidencial y eso es en el corto plazo, porque, eventualmente, vamos a ver problemas de generación”, dice Valeria Moy, la economista que dirige el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

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Bartlett, un político de 85 años, es uno de los principales detractores de la reforma energética. En 2013, como senador, votó en contra de la aprobación del mayor cambio legislativo de la última administración priista, al señalar que respondía a los intereses de las corporaciones financieras y energéticas estadounidenses y que debilitaba a las estatales Pemex y CFE. Un discurso muy cercano al de las conferencias matutinas de López Obrador en Palacio Nacional.

Dictar políticas

Como director de la estatal, Bartlett ha reforzado su papel como uno de los principales participantes de la política energética, a pesar de no conocer a fondo los elementos técnicos del sector, coinciden trabajadores de la estatal CFE que fueron entrevistados. “No hay nadie que esté más de acuerdo y más convencido con las ideas que tiene el presidente en cuanto el mercado energético que el director Manuel Bartlett”, dice un excolaborador del hoy director de la compañía. Fuentes consultadas afirman que en cuanto a política eléctrica, es la voz más escuchada por el presidente, por encima de Rocío Nahle, la secretaria de Energía, cuya experiencia se centra más en temas petroleros.

Bartlett se ha convertido en un personaje rígido con el que no es sencillo negociar, dice el CEO de una empresa que hace unos meses coincidió con él para negociar los términos de algunos contratos como parte de una orden presidencial. “A la secretaria Nahle todavía se le ve con mucha más apertura y sin tanta cerrazón”, contó bajo condición de anonimato.

La estrecha relación entre el tabasqueño y Bartlett es prácticamente un misterio. Pero el titular del Ejecutivo ha defendido que el funcionario se ha opuesto desde hace más de 15 años a la intención de las anteriores administraciones de privatizar la industria.

En los 30 meses liderando la estatal, la CFE ha dado un vuelco frente a las reglas del mercado eléctrico, echando mano de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) y del Centro Nacional de Control de Energía (Cenace), dos instituciones que, en teoría, deben regular el mercado, pero que, en los últimos meses, se han convertido en dos brazos de la compañía nacional.

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“[Antes] la CFE no disponía de la política pública, con la reforma se convirtió en un participante del mercado con actividades bien definidas conforme a los cambios en la Constitución y era regulado por la CRE. Pero ahora hay una gran confusión por parte del director general de la CFE, porque cree que él instruye la política pública y el regulador lo tiene que hacer”, dice Susana Cazorla, exfuncionaria y consultora del sector.

En el primer mes del sexenio, Bartlett hizo llegar una lista de peticiones para modificar reglas en el mercado a favor de la CFE y otros funcionarios han dado a conocer acuerdos con el Cenace para favorecer las plantas de la compañía. Y los cambios no han parado, el último encaminado a re- formar la Ley de la Industria Eléctrica, para aumentar el uso de las plantas de la comisión y dificultar el acceso a privados, que está detenido en los juzgados.

La CFE se ha convertido en un arma política presidencial, más que manejarse por una lógica económica, coinciden especialistas consultados. “El problema es que, un poco como hace unos años, está queriendo tomar el rol de generadora de políticas”, dice Francisco Monaldi, director del Programa Latinoamericano de Energía del Instituto Baker de la Universidad Rice en Texas.

Uno de los principales compromisos presidenciales es no aumentar el precio de la electricidad y hace unos meses la administración federal y el gobierno de Tabasco acordaron la condonación de una deuda histórica por 11,000 mdp y anunciaron un acuerdo para que a los tabasqueños se les cobre una tarifa más baja.

Una más, hace unos meses la administración de la CFE anunció un acuerdo para reducir la edad de jubilación de 60 a 55 años o de 30 a 25 años de servicio, un cambio que se había hecho en el anterior sexenio para mejorar la liquidez de la compañía, que representó un costo financiero de 120,000 mdp. Trabajadores de la CFE afirman que el director se parece en algo más a López Obrador: la cercanía a los trabajadores de la estatal, sobre todo, los sindicalizados. Una diferencia fuerte en comparación con los anteriores directores.

En diciembre, Bartlett aseguró que la CFE es la empresa “más poderosa” del país y con los últimos cambios hechos en el mercado, los participantes del sector no tienen muchas dudas.

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