La meta de terminar con la brecha digital en el país parece alejarse. Altán Redes, la empresa que prometió conectar a 92.2% de los mexicanos, está en riesgo de quiebra. Pero más allá de sorprender, es algo que el resto del sector de las telecomunicaciones ya vislumbraba. Los especialistas de la industria consultados por Expansión coinciden en que el proyecto tuvo debilidades desde su concepción, principalmente porque —aseguran— su modelo híbrido no es rentable. A esto hay que añadirle factores externos como la incertidumbre para las inversiones en el sector y la falta de rumbo claro en materia de política digital, que terminaron por abatir a la compañía.
El 13 de julio, el consorcio que desarrolla y opera la Red Compartida solicitó la protección de la justicia para negociar la reestructuración de su deuda a través de un concurso mercantil. Acogerse a esta figura legal va a permitir que Altán reorganice su situación financiera pactando con los acreedores, garantizando la continuidad del proyecto.
“Hemos solicitado el concurso mercantil por dos razones: la primera, para poder fondear la compañía, pues ya se había aprobado un aumento de capital hace uno o dos meses (70 millones de dólares más para este año) que todavía no hemos podido materializar; y la segunda, con el fin garantizar la continuidad de la operación y el despliegue de cobertura social”, explica Salvador Álvarez, CEO de Altán Redes.