Un Jetta blanco: el símbolo de la "austeridad republicana" de López Obrador
El presidente conquistó a los electores con promesas que tenían que ver con un manejo más racional de los recursos. La imagen que sintetizaba esto era la del político tabasqueño en un Jetta blanco.
El Jetta blanco de Andrés Manuel López Obrador se volvió un símbolo durante su campaña presidencial de 2018. Y es que los autos que utilizan los políticos siempre han estado cargados de significado. Igual que la ropa que usan y su lenguaje corporal, el vehículo en el que se mueven no es casualidad.
Solo 4% de la impresión que queda en las personas depende de lo que los políticos dicen en sus discursos. El 96% de la “imagen”que tienen los electores de un candidato depende de aquello que comunican con el lenguaje no verbal: con la ropa que usan, la forma en que caminan, con el vehículo que tienen, dice Alma Bravo, consultora en marketing político, asesora de campañas electorales en México y socia fundadora de ABranding.
López Obrador conquistó a los electores con promesas que tenían que ver con un manejo más racional de los recursos. Un discurso que contrastaba con los escándalos de las administraciones previas, las imágenes de opulentas giras, los costosos vestidos de diseñador de la primera dama y sus hijas o las suburbans blindadas del Estado Mayor Presidencial. Frente a estas imágenes, que generaban fuertes críticas entre cierta parte de la opinión pública, aparecía la del político tabasqueño en camisa blanca, sin corbata, viajando en un Jetta blanco.
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Antes del Jetta, hubo un Tsuru
Desde que fue jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, López Obrador se caracterizó por su peculiar forma de viajar: a diferencia de los automóviles más amplios y cómodos que suelen utilizar los políticos, él iba a todas partes en un Tsuru de color blanco.
Este modelo fue lanzado en 1984 y, durante casi 30 años, el Tsuru de manufactura mexicana fue el más vendido en el país. Para la primera década del siglo XXI no había prácticamente nadie que no lo reconociera. Se consideraba como un modelo confiable y asequible. Era el auto de las masas.
El de López Obrador era blanco, que es el color más vendido en México y en el mundo. Según un estudio elaborado en 2020 por el fabricante de pintura automotriz Axalta, el 38% de los vehículos que se venden en todo el globo son de este color. Y ha sido así desde hace 10 años. Que tanto el Tsuru como los dos Jettas Clásicos que usa López Obrador sean de este color no es casualidad. “El blanco se asocia con la honestidad”, dice Bravo. Un atributo que el político tabasqueño siempre ha querido reflejar.
Nissan decidió descontinuar el popular modelo justo en 2017, luego de fuertes críticas a su nivel de seguridad y a una caída en las ventas. Entonces, el político tabasqueño necesitaba otro modelo icónico que fuera acorde con la imagen de austeridad y sencillez que necesitaba reflejar. El elegido entonces fue un Jetta Clásico blanco, también de manufactura mexicana.
Cuando apareció la cuarta generación de Jetta en 1999, rápidamente se convirtió en un éxito que le permitió alargar su vida comercial hasta 2015. Si bien fue en sus inicios un modelo aspiracional, con el tiempo perdió ese toque de glamour para convertirse en un automóvil popular por ser "bueno, bonito y barato".
"Todos tienen un Jetta, al menos en la cabeza", decía el slogan con el que se vendía el modelo. Y esto era justo lo que necesitaba López Obrador en plena campaña electoral.
Este modelo, al que se le dio el nombre de Clásico, coexistió en el piso de venta con la sexta y séptima generación. La primera se vendió con el nombre de Bora y la siguiente con el de Nuevo Jetta. Aunque López Obrador pudo elegir la generación más nueva, el político se decantó por un Jetta Clásico 2013 con caja manual. De nuevo, acorde con la imagen austera que el político tabasqueño quería proyectar.
La "austeridad republicana" es un concepto que López Obrador adoptó de los gobiernos de Benito Juárez, el presidente mexicano que más admira. Se refiere a administrar al país sin dispendios, lujos o grandes sueldos, algo que en la época del presidente Benito Juárez -mediados del siglo XIX- era indispensable: el país vivió una guerra civil y dos invasiones, de los ejércitos de Francia y Estados Unidos. Un concepto similar adoptó López Obrador desde el 1 de diciembre de 2018, cuando asumió la presidencia.
Un Jetta blanco
1 de diciembre de 2018. Andrés Manuel López Obrador rumbo a la sede del Congreso para protesta como Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos.
Victoria Valtierra/Victoria Valtierra
En un Jetta blanco.
Andrés Manuel López Obrador, candidato a la presidencia de la república, acudió a una reunión privada en el hotel Saint Regis.
Iván Stephens/Iván Stephens
En un Jetta blanco.
3 de agosto de 2018. Andrés Manuel López Obrador, ganador de las elecciones presidenciales a su salida de la casa de transición, después de reunirse con integrantes de su gabinete.
Saúl López/Saúl López
En un Jetta blanco.
9 de julio de 2018. Andrés Manuel López Obrador, candidato ganador de la elección presidencial, durante su salida a su casa de campaña ubicada en colonia Roma.
Andrea Murcia/Andrea Murcia
Otros mandatarios latinoamericanos, que también han abanderado gobiernos austeros en el pasado, se han dejado ver en autos modestos. Como José Mujica, que fue presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, y su Volkswagen Sedán 1987 color azul.
Tras convertirse en presidente de México, López Obrador ha seguido utilizando el Jetta color blanco para moverse en la ciudad. El modelo incluso ha sido tendencia en redes sociales. La última, a principios de julio de este año, cuando se captó al mandatario llegando a Palacio Nacional para dar un informe por los tres años de haber ganado las elecciones del 1 de julio de 2018. Como ya es costumbre, lo hizo a bordo de su auto Jetta color blanco.
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La subasta de las suburbans
Esta imagen de autos sencillos de López Obrador también ha hecho frente a la flota de 280 unidades que tenía el Estado Mayor Presidencial (EMP) y que en administraciones pasadas estaban a disposición del presidente y de los funcionarios del gabinete.
Pero López Obrador subastó a finales de febrero de 2019 gran parte de esta flota, en medio del plan de austeridad que echó a andar desde el inicio de su administración. Entre los vehículos en puja había 171 camionetas blindadas marca Chevrolet, de los modelos Captiva, Suburban y Taho; 23 pickups, nueve automóviles compactos, 30 motocicletas BMW y Harley, un BMW y un Audi blindados. Además de camiones, autobuses y tractores, según datos de Presidencia.
El mandatario conservó algunas camionetas blindadas que utiliza para realizar algunas giras, como la que llevó a cabo a mediados de julio en las montañas de Guerrero. Entonces, se movió en tres camionestas suburban. También utilizó este tipo de vehículos en una gira que realizó a finales de octubre en Campeche.
¿Adiós Jetta, hola eléctrico?
El Jetta Clásico se dejó de comercializar en 2015, así que si el mandatario quisiera renovar su modelo 2013 tendría que hacerlo por la generación más reciente, cuyo precio roza los 400,000 pesos. Una alternativa sería algún otro sedán de entrada, como el Versa, Aveo o Vento, aunque ahora mismo ninguno tiene el posicionamiento que tuvieron el Tsuru o el Jetta Clásico en su momento. Otra posibilidad sería un eléctrico, con el que podría dar un guiño reconciliador hacia las energías renovables.
El gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, le invitó públicamente cambiar a un sedán eléctrico de la marca china Jac, ensamblado en la entidad por la empresa mexicana Giant Motors. “Quiero pedirle al señor presidente que deje el Jetta Blanco. Mejor que tenga un EJ7 totalmente eléctrico. Volkswagen es una gran empresa, por supuesto. No es echarle tierra al Jetta, es simplemente que es de gasolina. Yo quiero invitar al señor López Obrador a utilizar un modelo más sustentable, un EJ7 ensamblado aquí en Hidalgo, por manos mexicanas”, dijo Fayad, durante una visita a la planta el 17 de noviembre.
En Hidalgo el Presidente @lopezobrador_ tiene a un aliado para el desarrollo del país y sus proyectos estratégicos.
Lo invito a probar el EX10 y EJ7 @JACMotorsMX, que está hecho por manos mexicanas, aquí en Hidalgo y son 100% sustentables; y que descanse un rato el Jetta blanco. pic.twitter.com/SZbhGOYdeE
Su homólogo estadounidense, Joe Biden, ya ha declarado su intención de electrificar su limusina Cadillac, de 8 cilindros y 6.6 litros, en un momento en el que el presidente demócrata está asignando millones de dólares para impulsar la adopción de vehículos eléctricos.
Recientemente, Jen Psaki, la secretaria de prensa de Biden, comentó a los medios de comunicación que el presidente consideraría electrificar su limusina y que, de hecho, ecologizar a la Bestia, como se conoce al vehículo, es “un objetivo para él”.
El presidente mexicano ya ha tenido algunos desacuerdos con la industria automotriz, debido a su contrarreforma eléctrica, que busca limitar el autoabasto, un esquema utilizado por muchas empresas para mitigar el alto costo de la electricidad en el país. A mediados de noviembre, el presidente de General Motors, Francisco Garza, dijo que si México no cuenta con un marco regulatorio adecuado en materia energética, el país dejaría de ser una plataforma atractiva para la inversión.
Utilizar un auto eléctrico quizá daría una señal de reconciliación. “Pero López Obrador le habla a la base de la pirámide, no a los empresarios”, recuerda Bravo. Así es que su discurso, su lenguaje corporal, su ropa y su vehículo buscarán cautivar a este perfil.