Esta inversión llegó en forma de un financiamiento preferencial garantizado (o DIP Financing) por 1,000 millones de dólares (mdd) que la aerolínea solicitó el 13 de agosto de 2020, que fue otorgado por el fondo de inversiones Apollo Global Management en dos tramos: el primero, por 200 mdd, y el segundo por 800 mdd.
Entre las condiciones que implicaba el DIP Financing, destacaba un eventual aumento de capital para la conversión del segundo tramo en acciones de Aeroméxico una vez que fuera reestructurada. Sin embargo, esta opción implicaba que el ‘pedazo’ que los accionistas tenían en Aeroméxico se hiciera más pequeño.
Para ello, se pedía llegar a un convenio con los accionistas que representaban en aquel momento 75% del capital de la aerolínea –incluyendo a la aerolínea estadounidense Delta Air Lines, que tenía una participación de 49% en la mexicana–, para que no vendieran sus acciones durante la reestructura de la aerolínea, con lo cual se anticipaba que los accionistas serían diluidos, y su participación restante sería “muy limitada”, advertía Aeroméxico.
Para febrero de 2021, la aerolínea había cumplido con los requisitos para solicitar 625 mdd del segundo tramo de 800 mdd del DIP Financing y, con ello, advertía de los efectos que tendría una eventual conversión de este tramo en acciones.
“Después del correspondiente aumento de capital, los actuales accionistas se diluirán casi por completo, de modo que su participación accionaria restante probablemente sea mínima (si la hubiera)”, informó la aerolínea en un comunicado enviado a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV).
De cara a este escenario, el consejo de administración de Aeroméxico aprobó en febrero de este año la oferta pública de adquisición de acciones que escandalizó al mercado ayer, y que tiene como objetivo dotar a los accionistas de una opción de venta en el mercado.
“¿Qué es lo que se planeó? Que se le tendría que dar una salida a quienes se quieran retirar, y se pone a 1 centavo de peso, porque no hay menos que eso, no hay una denominación inferior”, explica a Expansión un analista cercano al proceso de reestructura de Aeroméxico.
La oferta al mercado será por 331,480,713 acciones, que representarían hasta 49% del capital de la aerolínea antes de que surta efecto el plan de reestructura, que implica la entrada de nuevos accionistas. Después de su entrada y al concluir la oferta, esas acciones representarán menos del 0.01 del total de las acciones del nuevo Aeroméxico.
“Posterior a la celebración de la asamblea de accionistas (pendiente de convocarse), la oferta será liquidada, de tal manera que los accionistas que mantengan la titularidad de las futuras acciones representativas tengan certeza de que continuarán con su tenencia accionaria”, explica un análisis de Monex Grupo Financiero, firmado por Brian Rodríguez y Roberto Solano.
Esta nueva composición accionaría tendrá al grupo de accionistas mexicanos –Eduardo Tricio Haro, Valentín Diez Morodo, Antonio Cosío Pando y Jorge Esteve Recolons–, con una participación de 4.10%; al fondo Apollo con 22.38%, y a Delta Air Lines con 20%, mientras los nuevos inversionistas y acreedores que capitalicen sus créditos reconocidos en acciones representativas del futuro capital social de Aeromexico tendrán el 53.52% restante.
“La oferta será (…) sujeta a un cronograma que permita que los actuales accionistas de Aeroméxico tengan una oportunidad de enajenar sus acciones, a través del mercado de valores, previo a que el plan sea efectivo y surtan efecto las resoluciones de la asamblea de accionistas respecto al aumento de capital y capitalización de pasivos y nuevas aportaciones de capital previstos en el plan, los cuales, como se indicó, implican una dilución sustancial para los actuales accionistas”, reiteró la compañía en el comunicado donde anunciaba la OPA.