Cada tequila y cada botella cuentan una historia distinta, pero tienen en común que son 100% agave, es decir, que todos los azúcares que se obtienen durante el proceso de fermentación proceden de la planta. La mayor parte de la producción en México de este tipo de tequila se dedica a exportación: en lo que va de 2021, se exportaron 136 millones de litros, 57.4% del total, según el Consejo Regulador del Tequila (CRT).
La estrategia de las tequileras artesanales de poner el ojo fuera del mercado local para capitalizar el reconocimiento y la poca competencia es habitual para abrirse camino y posicionar la marca, explica Ángel Méndez Mercado, analista financiero y académico en la Escuela Bancaria Comercial (EBC) y la Universidad La Salle. Y la preferencia por el tequila premium en el mundo va en aumento. Fortune Business Insights proyecta que el mercado mundial alcanzará un valor de mercado de 14,700 millones de dólares en 2028, con una tasa de crecimiento anual compuesta de 5.8% entre 2020 y 2028.
En México, la categoría de tequila es la que tiene un mejor desempeño, incluso las ventas en el primer trimestre del año superan a las reportadas en 2019, con un crecimiento de 9%, según datos de Nielsen IQ. “Cuando las marcas mexicanas deciden ‘regresar’, pueden lidiar con una mayor competencia. Vienen sólidas, con capital y ya pueden introducirse en el mercado. Estas son buenas estrategias para posicionarse y, aunque esto tarde, no es tan relevante porque vienen con el respaldo de las ventas internacionales”, señala Méndez.
Una historia de un cuarto de siglo
Casa Azul nació en las reuniones que Lomelí y Juan Sánchez, su socio y presidente de la empresa, tenían en un auto y una cocina familiar, en 1997 en Guadalajara. Entonces, estaban enfocados en afianzar la cadena de producción y los envases de cerámica. Ahora, ya instalados en Estados Unidos, los directivos han logrado adaptar su modelo de negocio a ese mercado, desde donde se abrieron camino.
La tequilera tiene una fábrica de cerámica en Tepatitlán de Morelos, en donde alista la instalación de su hacienda de destilados, en la que habrá tours para visitantes, aunque aun no se revela la fecha de inauguración. También tiene una fábrica de tequila en Atotonilco el Alto y otra en Arandas, en Jalisco. A esto se suma una más de cerámica en Santa María Canchesda, en el Estado de México. Para la producción de mezcal hay una planta en Durango y los socios realizarán una nueva inversión, aún por definir, para ampliar la de Guerrero. La compañía es dueña de una tercera parte del total de agaves que requiere para su producción, una cifra no revelada.