Las compañías no han dado a conocer el contenido del plan, ni hacia cuándo están proyectando la primera producción de Zama. Fuentes cercanas a las negociaciones dijeron a Expansión, antes de la entrega del plan al regulador que Pemex y el resto los participantes proyectaban en el escenario más optimista que la primera producción del activo se diera en el último trimestre de 2024. Ahora, esa posibilidad parece alejarse.
Una fuente cercana al proceso comentó que, por ahora, las compañías están enfocados en su objetivo inmediato, que es continuar los estudios para presentar su decisión final de inversión durante el año próximo, sin que sitúen por ahora una fecha específica para comenzar con la producción.
¿Cuál es el potencial de Zama?
En los comunicados de prensa emitidos la semana pasada se plantea una producción de hasta 180,000 barriles diarios, que equivale a cerca de 10% de lo que actualmente reporta la estatal Pemex. Un análisis de la consultora Welligence, con sede en Texas, dice que este pico máximo de producción podría tardar más de seis años y pone como la opción más viable el que éste llegue hasta 2030.
Que la producción de Zama llegue hasta ese momento podría ser una mala noticia para Pemex, que podría encontrar en el activo una de las claves para cumplir su meta de producción de 2 millones de barriles diarios hacia 2024. Según los acuerdos, la estatal poseerá 50% de los hidrocarburos que se extraigan de Zama.
“Suena tarde, pero es más o menos el tiempo en que suele producirse en estos campos”, dice Andrés Armijos, el líder para Latinoamérica de Welligence. “Seguramente Pemex quisiera acelerar la producción, puede que hacia delante exista un choque con los otros socios porque estos querrán asegurar que [Zama] se desarrolle de manera apropiada”, explica.
Históricamente la estatal ha acelerado la producción en sus campos en búsqueda de crecer rápidamente su producción sin priorizar el desarrollo de sus activos en el largo plazo. Esta práctica, dicen los analistas, ha aumentado en este sexenio debido al compromiso político que representa la petrolera. “Esta era una de los mayores temores de los involucrados, que Pemex corriera de manera rápida el campo para ver una producción rápida y entonces se perdiera el aprovechamiento del campo en un largo plazo”, dice otra fuente cercana a las pláticas.
Talos, que buscó ser el operador del activo y envió una notificación de disputa al gobierno mexicano, consiguió un buen acuerdo para la gestión del campo y codirigirá la “planificación, perforación, construcción y terminación de todos los pozos de Zama y codirigirán la planificación, ejecución y entrega la infraestructura marítima (offshore)”, según un comunicado. La estadounidense había alegado que Pemex no tenía la experiencia para operar el campo, ni los recursos tecnológicos y financieros para hacerlo.
Las prospectivas de los analistas, explican, se basan principalmente en el tiempo que toma a otras compañías desarrollar estos grandes descubrimientos, en el reto que resultará para Pemex este campo –que se parece más a uno de aguas profundas, que de aguas someras en donde tiene su mayor expertise– y en el desafío que será que cuatro grandes de la industria logren un consenso sobre el proceso a seguir.
Pemex ha tomado la delantera como operador del campo y con 50.4% de participación en éste, pero las compañías han optado por formar algo a lo que han denominado como equipo integrado de proyecto para la gestión del desarrollo, algo completamente nuevo en la industria. La estatal está acostumbrada a trabajar en solitario y contratando a algunas compañías de la industria para operar los campos, pero no a compartir decisiones.
“Es completamente diferente a cualquier cosa que Pemex ha manejado en el pasado, ahora ya tiene socios con los que necesita tomar decisiones en conjunto y eso por definición va a tomar más tiempo de lo que cualquiera de nosotros pensamos”, dice John Padilla, el director de la consultora IPD Latin America. “Tardará más tiempo particularmente porque es una nueva estructura, que no ha sido usada en el pasado, no es un Contratos de Servicios Integrales de Exploración y Extracción o cualquier otro modelo que haya usado Pemex”.