En el laboratorio de Smit Patel se colocan las "semillas" de diamantes de cristal en reactores que imitan la presión extrema bajo la tierra.
"Cuando el cliente lo ve, se vende por sí solo. Este es el futuro", asegura Patel, director de Greenlab Diamonds y tercera generación de su familia en el negocio de diamantes.
De la semilla a la gema, su equipo tarda menos de ocho semanas en producir un diamante indistinguible de uno extraído de una mina.
"Es el mismo producto, la misma química, las mismas propiedades ópticas", sostuvo Patel.
Gas, calor, presión
La exportación de diamantes sintéticos de India se triplicó en valor entre 2019 y 2022, mientras los volúmenes exportados subieron en 25% entre abril y octubre de 2023, según datos de la industria.
"Por volumen hemos crecido 400% interanual", dijo Patel a la AFP.
Los reactores de laboratorios como el de Patel están cargados de gases carbónicos, como el metano, y el cristal crece bajo el calor y la presión.
Los diamantes en bruto son llevados a otra instalación donde cientos de trabajadores diseñan, cortan y pulen la piedras.
La cuota de mercado de las gemas sintéticas creció, por valor, de 3.5% en 2018 a 18.5% en 2023, indicó a la AFP el analista de la industria Paul Zimnisky. Agregó que este año podría alcanzar 20%.
Esto ha hecho que aumente la presión sobre una industria golpeada por la inestabilidad geopolítica y el declive de la demanda.
Piedras "limpias"
Los diamantes sintéticos fueron desarrollados en los años 1950 pero requirieron de avances tecnológicos para ser comercialmente viables, lo que fue posible desde hace menos de una década.
Los productores defienden que sus gemas generan menos carbono, aunque persisten dudas de que el proceso de producción, intensivo en energía, sea mejor para el medio ambiente.
Patel afirma que su laboratorio utiliza energía solar de la red local, aunque otros obtienen su electricidad de generadores a carbón.
Los vendedores de diamantes extraídos aseguran que los "diamantes de conflicto" están fuera del mercado mediante el Proceso Kimberley de certificación, pero los productores sintéticos recalcan que sus instalaciones garantizan un historial limpio.
Los llamados diamantes de conflicto proceden de zonas conflictivas donde milicias intentan utilizarlos para financiar sus actividades.
Esas garantías ambientales y humanitarias han ayudado a que las piedras sintéticas se hayan popularizado en los anillos de compromiso.