El objetivo de la Reforma buscaba disolver esos Contratos Colectivos de Trabajo, sostenidos en la mayoría de los casos por las grandes centrales obreras, sin que los trabajadores conocieran sus condiciones laborales. Estos contratos marcan los incrementos salariales de año con año, así como las prestaciones.
Alfredo Domínguez Marrufo, director del Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral, destaca que sí ha habido una reivindicación en cuanto a la figura sindical, sobre todo porque ya se reconoce que la permanencia de un sindicato depende de la elección de la plantilla laboral.
“Cuando se hablaba de sindicatos se hablaba de contubernios entre los líderes y el empleador, del manejo arbitrario y discrecional de las cuotas y fondos sindicales, de represalias a quienes no estaban de acuerdo con los dirigentes sindicales, entonces hoy los sindicatos están entendiendo que deben de recuperar su razón de ser, que son la defensa de los derechos e intereses de los trabajadores”, asegura en entrevista con Expansión.
Sin embargo, los más de 100,000 contratos que quedaron sin legitimar podrían significar un punto en contra para la Reforma, al dejar abierta la posibilidad de optar por una negociación de las condiciones laborales individuales antes de una colectiva, lo cual resulta en avances menores para la clase trabajadora, puesto que no existe un grupo que busque el bien común en los centros de trabajo.
“Uno de los cimientos del derecho colectivo de trabajo es que permite igualar en términos de fuerza al empleador, que tiene mucho poder económico, y a los trabajadores, que atomizados no representan nada. De forma colectiva representan una fuerza que le puede hacer frente a la negociación. Cuando hay contratación individual, simplemente no hay negociación colectiva”, agrega Willebaldo Gómez, doctor en economía y experto en temas laborales en entrevista con Expansión.
Ante este escenario, desde el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral se han observado tres escenarios en aquellos lugares en donde los contratos han quedado sin vigencia.
El primero es que los sindicatos previamente formados están llegando a dichos centros de trabajo con los contratos que sostienen en otras plantas, en miras de continuar con la representación sindical; en el segundo, los trabajadores han realizado sus propias agrupaciones; y el tercero, –que podría considerarse el menos favorable– es que estos trabajadores decidan quedarse sin representación sindical.
Si bien, éste último escenario no significa que los acuerdos salariales alcanzados y las prestaciones se vengan abajo, esto cierra la puerta a las mesas de diálogo enfocadas en alcanzar mejores condiciones, como lo fue el caso de la planta de Audi en Puebla de inicios de año, en donde, tras casi un mes de huelga y negociaciones, se alcanzó un histórico aumento salarial de 10%.
Domínguez Marrufo resalta que desde el Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral se seguirán impulsando los preceptos de la Reforma, tales como el que se lleven a cabo elecciones en donde el voto de los trabajadores sea libre y secreto.
Hasta el momento ninguno de los tres candidatos presidenciales ha hecho propuestas en la materia, por lo que pareciera que ésta no tendrá mayor continuidad.
“En el caso del partido en el poder, la coalición, hay una clara consecuencia de seguir con la lógica de los incrementos en el salario mínimo, pero nada en términos laborales y no se ven propuestas electorales en ninguno de los tres candidatos”, concluye Gómez.