La refinería que más contamina con este gas es el complejo Lázaro Cárdenas en Minatitlán, Veracruz. Tan sólo en 2023 el 38% de las emisiones de dióxido de azufre tuvieron como origen este complejo, seguido de Salina Cruz, en Oaxaca.
La estatal tiene en sus refinerías y en sus complejos procesadores de gas plantas de recuperación de azufre para prevenir que se emita a la atmósfera el dióxido de azufre. Pero "la mayor parte de las plantas de recuperación de azufre de las seis refinerías se encuentran fuera de servicio, por falta de presupuesto para mantenimiento”, dice una presentación realizada por Barnés.
Por regulación, la recuperación de azufre de las refinerías debería de ser mayor a 90%. Pero esto no se cumple en los complejos de Pemex. La refinería que tiene un mejor de nivel de recuperación –es decir que evita que el dióxido de azufre vaya al ambiente– es el complejo de Cadereyta, en Nuevo León, con menos de 30%.
Los complejos de Tula, Salina Cruz y Minatitlán tienen un porcentaje de recuperación de menos de 10%.
La estatal tiene en sus refinerías y en sus complejos procesadores de gas plantas de recuperación de azufre para prevenir que se emita a la atmósfera el dióxido de azufre. “La mayor parte de las plantas de recuperación de azufre de las seis refinerías se encuentran fuera de servicio, por falta de presupuesto para mantenimiento”, dice una presentación realizada por Barnés. Según el análisis, a las plantas de azufre se les dejó de dar mantenimiento a partir de 2014-2015.
El aumento en la cantidad de dióxido de azufre que envía Pemex al ambiente ha aumentado a raíz de que la estatal ha procesado más combustóleo en sus refinerías. “Se puede estimar un consumo diario de 15,000 barriles por día de combustóleo, lo que representa una emisión adicional de 170 toneladas de dióxido de azufre a la atmósfera del conjunto de la seis refinerías”, explica Barnés en el documento.
La falta de recuperación de azufre en los complejos también genera una pérdida financiera para Pemex. El azufre se vende en el mercado en alrededor de 120 dólares por tonelada. “Dos de los tres principales complejos procesadores de gas están perdiendo 18 millones de dólares por año. Las seis refinerías del sistema nacional de refinación están perdiendo 46 millones de dólares por refinería”, según los cálculos de Barnés.