Las pensiones tradicionales están desapareciendo en Estados Unidos
NUEVA YORK (CNN)- Las pensiones tradicionales están desapareciendo en Estados Unidos, y el gobierno federal acaba de facilitar a los empleadores deshacerse de ellas.
A principios de marzo, sin alboroto alguno, el Departamento del Tesoro emitió un aviso que permite a los empleadores liquidar las pensiones de sus jubilados actuales con un pago único de suma global. La decisión revierte la directriz de la era de Barack Obama, emitida en 2015, que prácticamente había prohibido esa práctica después de que los funcionarios determinaron que los pagos globales a menudo resultaban en pagos menores a los adultos mayores.
Ahora, los defensores de los adultos mayores temen que millones de personas que reciben cheques de pensión mensuales puedan estar en riesgo.
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“Permitir que estos planes —para su propio beneficio financiero— reemplacen las pensiones conjuntas y de viudez u otras anualidades con pagos únicos, reducirá la seguridad de jubilación de los trabajadores y sus cónyuges”, dijo el asesor legislativo de AARP, David Certner.
Desde la década de 1980, los empleadores se han alejado de la práctica de ofrecer pensiones de prestaciones definidas, que proporcionan un ingreso mensual garantizado mientras una persona viva en el retiro. En cambio, ahora los empleadores favorecen las cuentas 401 (k), una cantidad de dinero finita que estará disponible a los 59.5 años.
Las pensiones, que están aseguradas por la Pension Benefit Guaranty Corporation en caso de quiebra de los empleadores, aún cubren a 26.2 millones de personas en 23,400 planes de empleador único. Pero esa cifra se ha ido reduciendo más rápido de lo que sucedería naturalmente, a medida que las compañías cierran sus planes a los nuevos empleados.
He aquí la razón: las pensiones son un gran pasivo para las empresas, lo cual disgusta a las agencias de calificación de Wall Street. Para permanecer solventes, los fondos de pensiones dependen de sus inversiones en bonos, acciones y otros valores, pero los recientes cambios en los mercados financieros sirven como un recordatorio de que los rendimientos positivos no son algo seguro. Las pensiones también son costosas de mantener. Las primas de los cargos de PBGC por empleado cubierto han aumentado en más del doble en la última década como parte de un ardid presupuestario para cubrir otros huecos de ingresos del gobierno.
“Las compañías saludables bajan los brazos y dicen: '¿para qué nos molestamos?'”, dijo Annette Guarisco, presidenta del ERISA Industry Committee, que representa a grandes empleadores en relación con la regulación de las prestaciones a empleados. “Debido a que las compañías ahora compiten con otras compañías que no ofrecen estas prestaciones a sus trabajadores, se convierte en un costo que deben cuestionarse si tienen la capacidad de mantener”.
El auge de las liquidaciones de suma total
La ley federal da a los empleadores una salida. Las compañías pueden deshacerse de sus obligaciones de pensiones hacia el sector privado comprando un plan de anualidades para cada jubilado a una compañía de seguros. O, para una opción incluso más económica, pueden ofrecer a sus empleados una suma global por adelantado de acuerdo con una fórmula que se aproxima a cuánto recibiría un jubilado si viviera cierto promedio de años.
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En el mundo de los seguros, esta estrategia se conoce como “eliminación de riesgos”, ya que transfiere el riesgo de pensión del balance general de una compañía a una compañía de seguros y a los jubilados. La opción de suma global se volvió particularmente popular a partir de 2012, cuando entraron en vigor los cambios promulgados en una ley de 2006 que los hizo más atractivos a nivel financiero.
Ford y General Motors fueron pioneros en la práctica de ofrecer liquidaciones a sus decenas de miles de jubilados actuales, en lugar de ofrecerlas a aquellos en el umbral del retiro. La compañía de seguros Willis Towers Watson estimó que aproximadamente 200 empresas, incluidas grandes compañías como Sears y JCPenney, ofrecieron liquidaciones de suma global ese año.
Para los jubilados, aceptar una suma global es completamente voluntario. Sin embargo, los economistas del comportamiento han descubierto que las personas tienden a valorar el dinero que está justo frente a ellos más que el dinero que obtendrán en el futuro, incluso si el total eventualmente fuera mayor. Además, los defensores de los jubilados dicen que la mayoría de las personas no están bien preparadas con el conocimiento financiero avanzado necesario para evaluar completamente sus opciones y, a menudo, son presionados por miembros de su familia.
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Un estudio realizado en 2017 por MetLife encontró que uno de cada cinco jubilados que aceptaron las sumas globales las gastaron en un plazo de cinco años y medio, y casi un tercio se arrepintió de usar grandes porciones del dinero para necesidades a corto plazo, como mejoras en el hogar.
“La gente queda cegada por la cantidad de dinero”, dijo Bill Kadereit, presidente de la National Retiree Legislative Network. “'Te ofreceremos 400,000 dólares', y tienen 65 años. No es tanto dinero. Pero no lo ven de esa manera”.
Un mal acuerdo para los jubilados
En 2015, la Oficina de Responsabilidad del Gobierno (GAO, por sus siglas en inglés) emitió un informe que halló que las reglas que el Servicio de Impuestos Internos (IRS, por sus siglas en inglés) había establecido en torno a las tablas de mortalidad y las tasas de interés permitían a las compañías ofrecer sumas globales con un descuento significativo sobre el valor real de la pensión. Los jubilados que intentaron reinvertir los pagos de suma global inevitablemente terminaban perdiendo, especialmente las mujeres, que tienden a vivir más que los hombres y que tienen más probabilidades de quedarse sin dinero durante la jubilación.
Pero no existió ningún requisito para que las empresas divulgaran el desequilibrio, y los jubilados fueron convencidos por las promesas de los asesores financieros de que podrían dar un mejor uso al dinero.
“Nunca podrás replicar la anualidad que obtienes del plan de pensiones”, dijo Karen Friedman, directora de políticas del Pension Rights Center. “Obtienes entre un 20% y un 30% menos de lo que la pensión podría comprar, y tratar de recuperar eso en el mercado de valores es básicamente imposible”.
En 2015, después de que expertos y defensores expresaron estas inquietudes, el Departamento del Tesoro anunció que planeaba redactar reglas adicionales sobre las liquidaciones de suma global que serían retroactivas a la fecha del aviso.
Eso puso fin a la práctica de ofrecer sumas globales a las personas que ya se han retirado (ofrecerlas desde el principio de la jubilación se mantuvo aceptable en la práctica). Es decir, hasta el 6 de marzo, cuando el Departamento del Tesoro del gobierno de Donald Trump dijo que no planeaba emitir las reglas después de todo.
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Esa medida podría desencadenar un torrente de nuevas ofertas de suma global. Tan pronto como se emitió el aviso, las firmas de servicios legales y financieros enviaron avisos a sus clientes anunciando los beneficios de la estrategia, y ha habido mucho interés.
“Los teléfonos están sonando”, dijo Wesley Wickenheiser, director de la consultoría de prestaciones Findley. “Desde clientes más pequeños de todo el país hasta aquellos con varios miles de jubilados”.
Josh Gotbaum se desempeñó como director de PBGC desde 2010 hasta 2014, y cabildeó por normas más estrictas sobre las compras de suma global. Se siente frustrado por lo que denomina el “escándalo general” de un Congreso que incentiva a las empresas a librarse de sus obligaciones de pensión: primero, permitiendo presentar a los jubilados una opción que no es tan buena como parece, y luego aumentando el incentivo para hacerlo al incrementar las primas de PBGC.
“Están tomando a un grupo de personas que son jubilados, que ya están viviendo con una pensión, y les están diciendo: ‘Mira, en lugar de la pensión, ¿por qué no aceptas este gran cheque?’. Y no se molestan en decirles que este gran cheque vale menos que su pensión”, dijo Gotbaum. “Y eso es lo que el Tesoro dijo que pueden volver a hacer.