El pacto para sacar del mercado 9.7 millones de barriles de petróleo por parte de los miembros y aliados de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y la intención de otras potencias como Estados Unidos de elevar esa cifra en 10 millones, no ha generado la confianza que necesita el mercado para que los precios del crudo internacionales se levanten de la lona.
¿Por qué los mercados desconfían del acuerdo histórico de los países petroleros?
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La férrea posición de México para reducir su cuota de aportación de 400,000 a 100,000 barriles, y las dudas en cómo harán países como Estados Unidos para aportar los barriles que falten, se suma a la desconfianza del mercado que ve cómo la economía mundial se encamina a su peor recesión desde la Gran Depresión, y que incluso logrando un recorte de 20 millones de barriles, pudiera no ser suficiente para evitar la sobreoferta de crudo ante el desplome de la demanda a consecuencia del coronavirus, explican expertos del sector.
Los países miembros y aliados de la OPEP, conocidos como la OPEP+, alcanzaron un acuerdo para realizar el mayor recorte jamás impulsado por estos países el domingo pasado, tras una serie de cuatro sesiones donde el sorpresivo desacuerdo de México alargó las pláticas sobre un pacto que estaba casi hecho desde el viernes.
Tras esas últimas horas de tensión, la OPEP+ acordó retirar de los mercados 9.7 millones de barriles promedio diario entre mayo y junio, y luego reducirá este ritmo en 7.7 millones de julio a diciembre, y 5.8 millones entre enero de 2021 y abril de 2022.
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Los miembros del G20 como Estados Unidos, Canadá, Noruega y Brasil pretenden aportar en conjunto entre 5 millones a 10 millones de barriles a esta cantidad, pero sin un compromiso firme como el que pueden alcanzar los países de OPEP+, porque su aporte se dará como una declinación de los productores a consecuencia de los precios bajos del crudo.
Esto implica que no se sabe cómo se logrará que los demás países contribuyan a la baja en la oferta de petróleo en los próximos meses, una acción que tienen más a la mano naciones como Rusia y Arabia Saudita, y que genera desconfianza en los mercados sobre si lo harán con la rapidez suficiente para paliar el exceso de oferta, explica Rafael Ramírez, ex ministro de Petróleo y Minería de Venezuela entre 2002 y 2013.
“El problema de dejar que países como Estados Unidos, Canadá o Brasil entren es que no sabes cuándo saldrá esa producción, que puede tomar un año en hacerlo”, explica el también ex presidente de la estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) entre 2004 y 2014, y que participó por décadas en las reuniones de la OPEP.
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Estados Unidos pronostica que su producción pudiera caer en 2 millones a finales de este año, pero el gobierno tiene herramientas limitadas para conducir esta baja en su extracción, debido a que sus leyes antimonopolio le impiden hacerlo de manera coordinada entre sus empresas.
“Hay mucha preocupación y falta de confianza de que todos puedan mantener este nivel de recortes, cuando particularmente lo hacen tantos países que dependen del petróleo para sus presupuestos y economías”, dice John Padilla, director general de la consultora IPD Latina.
Los precios de las referencias del crudo estadounidense, WTI, y del europeo, Brent, han sufrido un desplome durante este 2020 tras el fracaso de la primera reunión de la OPEP el 6 de marzo; y aunque se recuperaron un poco antes de las pláticas de este fin de semana, los precios no han reaccionado con optimismo tras el acuerdo. Ambos contratos pierden cerca de 5% en la jornada de este martes.
La postura de México de negarse a reducir el 23% que le correspondía como parte del pacto con los otros 22 miembros de OPEP+, y las dudas de cómo se instrumentarán los recortes, contribuyen a pensar en la fragilidad del acuerdo, dice Ramírez.
“Esto muestra que no tiene la profundidad política que debería tener, el compromiso político que debería tener, y la gente sigue apostando a que el petróleo va a seguir cayendo. Si se quiere detener todos deberían poner rodilla en el suelo”, subraya el experto.
Rafael Ramírez agrega que la postura de México durante estos días ante la OPEP parecen contradictoria viniendo de un gobierno de posición de izquierda como el de Andrés Manuel López Obrador, que parece minimizar el impacto de la pandemia de covid-19.
“Siempre he creído (…) que la OPEP es la unión de actuación de países productores más exitoso de la historia. En consecuencia, para mí, resulta un poco inconsistente la posición de México, en el sentido de que el país debe de darse cuenta que el mundo está confrontando una situación del coronavirus que está impactando a la economía de manera tremenda”, dice el ex ministro de energía venezolano.
El gobierno de López Obrador ha apostado desde el inicio de su gobierno a elevar la producción y refinación de petróleo de Pemex, y celebró el acuerdo alcanzado con la OPEP+, tras la intervención del gobierno de Donald Trump en la negociación, sin dejar en claro el compromiso pactado entre ambos mandatarios para desatorar las pláticas del fin de semana.
También pueden existir repercusiones para México en futuros acuerdos, donde la OPEP pudieran tomar medidas de represalia en el mercado energético, dice Padilla. “Si ellos (el gobierno mexicano) deciden hacer alguna cosa que está en contra del acuerdo, esto va a poner una mala luz sobre México”, dice el especialista.
El gobierno mexicano, además de sólo rebajar en 100,000 barriles y no en 400,000 barriles su producción, la elevará de nuevo a partir de julio, en lugar de seguir con recortes menores como el resto de miembros de OPEP+, dijo Rocío Nahle, secretaria de Energía, en una entrevista radiofónica este lunes.
La mezcla mexicana del exportación (MME) que ofrece Pemex acumula una caída de 70% en lo que va del año, y cerró en 17.16 dólares por barril este lunes. El gobierno depende en buena medida de los ingresos por la exportación de petróleo para su presupuesto federal, y este año tiene contratado un seguro en los mercados para vender una parte de su producción de crudo a 49 dólares, aunque no se conoce a detalle ni el monto ni los mecanismos para que se cumplan estas coberturas a finales de este año.