Para Bitcoin y sus adeptos, es un momento trascendental en un ciclo de vida de una década marcado por episodios de extrema volatilidad. El token alcanzó un máximo anterior de 19,511 dólares en diciembre de 2017 en medio de una euforia generalizada, solo para perder un 70% en el transcurso del año siguiente.
De alguna manera, 2020 resultó ser un terreno fértil para el regreso de Bitcoin, ya que los bancos centrales mundiales llevaron las tasas de endeudamiento a mínimos históricos y proporcionaron estímulo extraordinario debido a la pandemia de covid-19.
Los defensores han apoyado la idea de que Bitcoin es una reserva de riqueza, aunque la inflación siga apagada en términos generales. No obstante, destacados inversores como Paul Tudor Jones dijeron que compraron la criptomoneda como cobertura frente a medidas de los bancos centrales y de los gobiernos.
Incluso con el aumento de precios más reciente, la propiedad de Bitcoin permanece concentrada en manos de un pequeño número de inversores que fueron algunos de los primeros en adoptar la moneda digital. Alrededor del 2% de las cuentas de propiedad anónima que se pueden rastrear en la cadena de bloques de la criptomoneda controlan el 95% del activo digital, según la firma de análisis Flipside Crypto.