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La sustentabilidad en muchos 'fondos ambientales' está lejos de ser sustentable

La falta de claridad entre empresas sustentables y las que pretenden serlo permite que en algunos 'fondos sustentables' haya empresas que no cumplen con los principios de responsabilidad social.
jue 11 marzo 2021 05:01 AM
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Los inversionistas cada vez demandan más activos con principios ambientales, sociales y de gobernanza.

Desde hace años se habla de las inversiones sustentables, pero en el mercado mexicano estuvieron en boga en octubre de 2020, cuando el mayor gestor de recursos a nivel mundial, BlackRock, de la mano de cinco administradoras de ahorro para el retiro (Afores), lanzó el primer fondo cotizado (ETF, por su siglas en inglés) que incluye principios ambientales, sociales y de gobernanza. Desde entonces, el ETF iShares ESG MSCI México ha atraído más de 500 millones de dólares. Sin embargo, este ETF sustentable dista de ser el arquetipo de la sustentabilidad.

Si se observa detenidamente lo que contiene el ETF que oferta BlackRock en México y que concentra 24 empresas hay algunas características que contrastan con los propios principios ambientales, sociales y de gobernanza, o ESG. Por ejemplo, 8.1% del total de las empresas no cumplen lo establecido en el Pacto Mundial de las Naciones Unidas; una tercera parte falla en el “manejo de riesgo significativo” de ESG; las presencia de mujeres en el consejo de administración promedia 11.3%, el fondo tiene una “alta intensidad de emisión de carbono, y 8.1% de las firmas tiene exposición a “controversias muy severas”, de acuerdo con MSCI, una de las grandes proveedoras de datos y calificadoras de índices ESG.

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Al final, en la suma y resta de puntaje de 37 factores para lograr la estampa ESG, el fondo cotizado alcanza una calificación “no excepcional” de BBB, de acuerdo con MSCI, artífice de la metodología ESG para este índice y que califica a 8,500 empresas y 680,000 instrumentos sobre su resiliencia a riesgos de sustentabilidad. La nota está en el punto medio de una tabla de calificaciones que van de la triple C a triple A, un sistema similar a la calificación de la nota soberana.

“Esa es la línea entre el ‘greenwashing’ y ESG”, dice Edgar Guerra, vicepresidente senior de la firma estadounidense Morningstar Indexes. Guerra no es ajeno a la construcción de un ETF y al análisis de riesgo y asset management, tiene casi dos década de experiencia, de ahí que concluya que si existe un riesgo alto en los principios ambientales, sociales y de gobernanza en una empresa, no debe ser incluida en un fondo ESG.

Cada quien mide con su propia regla

La incorporación de empresas, que no siempre cumplen al 100% con los criterios sustentables, en índices ESG se le conoce con el anglicismo ‘greenwashing’. Pero la línea entre esta pretensión y los activos 100% sustentables no es tan fácil de trazar.

Como muestra está Grupo México. Las acciones del conglomerado, que integra negocios de minería, transporte e infraestructura para el sector energético, están entre los cinco activos que más peso tienen dentro del índice ETF iShares ESG MSCI México. Para MSCI, Grupo México -con calificación B- está dentro del grupo de mineras que están rezagadas en temas de medio ambiente, administración laboral y gobierno corporativo. Incluso, para la calificadora Sustainalytics, la empresa de Germán Larrea, uno de los hombres más ricos del país, tiene un “riesgo severo” en temas ESG.

A pesar de estas calificaciones, la metodología de MSCI permite que Grupo México sea incorporada en el fondo cotizado de BlackRock con la etiqueta ESG. En otros instrumentos etiquetados como sustentables con otros parámetros, Grupo México es desechado, como el índice impulsado por Standard & Poors y la Bolsa Mexicana de Valores (BMV): el S&P/BMV Total Mexico ESG Index.

Esta disparidad en las metodologías e interpretación de la sustentabilidad deriva en la falta de claridad para diferenciar entre los activos realmente sustentables y los que pretenden serlo.

Esto no es problema de sólo dos empresas. Según los últimos datos recopilados por la Iniciativa Global de Calificaciones Sustentables existen más de 100 firmas proveedoras de datos y calificaciones ESG, todas con sus propias metodologías, datos, investigación y notas. “El problema es que cada quien tiene sus metodologías, entonces no hay homogeneidad para otorgar calificaciones”, comenta Esteban Polidura, director de asesoría y productos para la región de América del banco de inversión Julius Bär.

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El interés está, el dinero… no tanto

Existen dos rutas para construir un índice ESG, explica Guerra: uno es excluir a las empresas que no cumplan los lineamientos y el otro, que es el más usado, es de ‘tilting’; es decir, darle mayor peso dentro del índice a los activos mejor calificados, para que así contrarresten a las acciones rezagadas en temas de sustentabilidad.

Esta última metodología resulta adecuada para quienes ofrecen los instrumentos de inversión, pues la cantidad de empresas que incorporan al 100% los estándares ESG no son mayoría. “Tendrá que haber cada vez más emisiones de empresas nuevas con altos estándares de sustentabilidad o las que están listadas tendrán que mejorar”, dice Polidura “El problema es que los benchmarks (las referencias) no se ajustan de una forma tan rápida y probablemente no tengan la misma composición que quizá los fondos quisieran tener de la noche a la mañana”, agrega.

De ahí que se explique que por un lado grandes gestores de inversión, como el mismo BlackRock o Vanguard -que manejan en conjunto casi 16 billones de dólares en activos-, sean enérgicos promotores de los lineamientos ESG de cara a las empresas y a los inversionistas, pero que a su vez, el dinero fluya hacia firmas que no tienen calificaciones satisfactorias en sustentabilidad.

Responsabilidad compartida

El escrutinio a estos grandes fondos de inversión se detonó precisamente por las propias palabras de Larry Fink, director ejecutivo y presidente de BlackRock. Es ya conocido que Fink incorporó los conceptos “sustentabilidad”, “capitalismo inclusivo” y “propósito corporativo” en el dialecto de Wall Street, pero estas mismas palabras llevaron a los inversionistas a cuestionar si los fondos de inversión de BlackRock -y otros gestores- cumplían lo que predicaban.

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Para Katrin Ganswindt y Jacey Bingler, integrantes de la organización alemana no gubernamental Urgewald, Vanguard o BlackRock no han alineado el dinero con el discurso que promueven. Esta organización no lucrativa sustenta estos argumentos en una investigación que recientemente publicó y que reveló que los dos gigantes gestores de activos combinan 170,000 millones de dólares en sus portafolios de inversión en la industria de carbón.

“Sin remover realmente sus miles de millones de activos bajo administración de los combustibles fósiles, los acuerdos climáticos no pueden ser efectivos y (los administradores de activos) no serán tomados en serio”, respondieron vía correo electrónico Ganswindt y Binger. “Los grandes dueños de los activos necesitan tomar seriamente su influencia considerable y responsabilidad como accionistas, lo que significa que necesitan potencialmente votar en contra de consejos, ejecutivos y administradores de empresas cuyo negocio esté dañando a la gente y al planeta”.

BlackRock no estuvo disponible inicialmente, pero tras la publicación contactó a Expansión para explicar la metodología que utiliza para integrar el fondo cotizado iShares ESG MSCI Mexico y, en general, el diálogo que mantiene con las empresas en las que tiene participación accionaria para impulsar temas de sustentabilidad, sociales y de gobernanza.

Sergio Mendez, director general de BlackRock en México, y Nicolás Gómez, jefe de productos de América Latina, confirman que la metodología que utilizan gestores de activos como BlackRock para construir un fondo ESG es tener mayor peso en empresas con mejor calificación ESG y disminuir la exposición en las de menor nota.

“La idea de esto es que son exposiciones que optimizan y que mejoran tu exposición en el concepto de ESG”, dijo Gómez. “Así es la forma en que se está moviendo al mundo del ESG”.

A pesar de que existen nueve empresas dentro del fondo cotizado que tienen un rezago en sustentabilidad, como lo refleja la calificación de MSCI, al final el incorporar a otras con mejor nota crea este rebalance en el ranking final del ETF.

La duda entre algunos inversionistas y estrategas de ETF es si esto puede ser denominado ESG. Pero para BlackRock esta es la única manera para generar interés en las inversiones sustentables con rendimientos atractivos y presionar a las empresas para generar cambios al interior y mejorar sus notas. En caso de no mejorar, dejárselo a las reglas del mercado: un costo mayor. Claro que para que esto último se cumpla debe de existir la demanda suficiente por instrumentos financieros ESG. “Si empiezas a generar exclusiones en una estadía tan temprana, lo que haces es aumentar el error de seguimiento en los portafolios y eso hace que por regulación le cueste muchas veces tomar esas decisiones a las propias Afores o algunos inversionistas” dice Mendez.

Vanguard también cree que cuidar el medio ambiente, a la sociedad y tener una buena gobernanza están alineados con sus votaciones y que agregan valor en el largo plazo, explicó en entrevista previa Juan Hernandez, director en América Latina de Vanguard. “Las propias empresas se están dando cuenta de que hay que cuidar estos factores”, dijo Hernández.

Lo cierto es que no todas están cambiando tan rápido como lo demanda el mercado. La cantidad de activos ESG que incorporan los portafolios gestionados por profesionales exceden los 17.5 billones de dólares a nivel global, y los productos relacionados con la sustentabilidad disponibles entre los inversionistas retail e institucionales exceden el billón de dólares, de acuerdo con cifras recopiladas por la Organización para la Cooperación y Estudios Económicos en su estudio “ESG investing: Practices, progress and challenges”.

No sólo eso, las grandes potencias como Estados Unidos y China trazan lineamientos para impulsar las inversiones libre de carbono.

Para Guerra todo es cuestión de tiempo para dar el golpe de timón hacia una sustentabilidad transparente y que premie a las empresas que logren incorporar estos cambios. “Las empresas ganadoras en esta industria serán las que tengan una metodología más transparente y más justa, y son las empresas a las que los inversionistas van a recurrir”.

Con información de Rosalía Lara.

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