La depreciación de 6.4% del peso, se encuentra muy por debajo de la de los primeros tres años del sexenio de Enrique Peña (28%), de Felipe Calderón (17%), de Vicente Fox (21%) y de Ernesto Zedillo (139%).
Una de las razones de este comportamiento, es que “el dólar no ha estado tan fuerte como en otros años”, dice Raúl Álvarez, director de Estudios Económicos de Citibanamex. El índice dólar se encuentra en alrededor de 96 unidades, esto es un nivel más bajo de donde se encontraba en otros sexenios como en el de Fox, donde el indicador alcanzó su máximo histórico de 120 unidades, de acuerdo con datos de Bloomberg.
“También hubo cierta reversión del efecto negativo que se tuvo en 2015 y 2016 con la caída de los precios del petróleo y por las políticas económicas que proyectaba tener la administración de Donald Trump”, comenta Álvarez, políticas como la renegociación del tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, que concluyó ya durante la administración de López Obrador (que se firmó en diciembre de 2019) y la creación de un muro fronterizo.
Otra de las causas que ha contribuido a este desempeño de la moneda es el tema de las remesas, “que están compensando los flujos de salida en la tenencia de bonos gubernamentales, explica el especialista de Citibanamex, quien detalla que entre 2020 y 2021 han salido alrededor de 40,000 millones de dólares, mismos que han sido compensadas por los alrededor de 4,000 mdd que llegan al país mensualmente por concepto de remesas.
Si bien, parece que hay cierta estabilidad, la divisa mexicana ha tenido sus picos. En marzo de 2020, la moneda alcanzó su peor nivel en la historia: 25.14 pesos por dólar. Ese año, la divisa se depreció 6%, su peor desempeño desde 2016, luego de haber ganado terreno durante tres años consecutivos del 2017 al 2019, de acuerdo con un análisis de Gabriela Siller, directora de Análisis Económico-Financiero de Banco Base, quien detalló que se debió al desarrollo de la pandemia del COVID-19 y a la adopción de políticas fiscales y monetarias flexibles de parte de los bancos centrales de casi todas las economías del mundo, principalmente de Estados Unidos. Factores que podrían seguir influyendo sobre la moneda mexicana.