Las bolsas en México les crecen los enanos. En julio de 2018, la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) terminó con el dominio de la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) sobre el mercado bursátil. Su irrupción prometía costos menores y procesos ágiles, lo que, en teoría, redundaría en más empresas en el mercado de capitales. Directivos de BIVA proyectaban el arribo de unas 50 compañías, pero no solo no han llegado nuevas emisoras, se están saliendo.
La última en anunciar su intención de deslistarse fue Monex, que se suma a Grupo Sanborns, Bachoco, Aeroméxico y Grupo Lala, por mencionar algunas. Cada una con sus razones, pero la mayoría coincide en que se debe a una baja valuación por parte de los inversionistas. El problema es más amplio: tener pocas empresas en bolsa desincentiva a los inversionistas por entrar al mercado local, y la escasez de inversionistas resta el interés de las empresas para salir a bolsa. El bajo nivel de participantes en el lado de la oferta y de la demanda limita la eficiencia en la formación de precios, explica María Ariza, directora general de BIVA. “Esto ha impactado la valuación de las empresas enlistadas, por lo que encuentran ventajas relativas de salir del mercado”.