El sector automotriz va de bache en bache. Primero, en la peor etapa de la pandemia, el cierre generalizado de fábrica provocó la escasez de piezas para el sector automotriz. Luego, en 2021, el consumo se recuperó, poniendo en dificultades a la oferta, ya que no había recuperado el ritmo de producción. Posteriormente, se sumó el conflicto geopolítico entre Ucrania y Rusia que presionó aún más la inflación, desatada por el aumento de la demanda. Y, como cereza del pastel, con el alza de los precios, los bancos centrales han subido sus tasas, lo que puede provocar una recesión económica mundial.
Las acciones de las automotrices se hunden en 2022
Toda esta situación ha presionado las acciones de las automotrices, que la semana pasada sufrieron un descalabro luego de que Ford se hundiera más del 12%, su peor caída en una década, esta baja se dio principalmente porque el fabricante señaló que los costos relacionados con la inflación subirían 1,000 millones de dólares más de lo previsto este trimestre y que la escasez de piezas retrasará las entregas para final de año.
“La escasez de suministro dará como resultado una cantidad mayor de vehículos construidos pero permaneciendo en el inventario de Ford en espera de las piezas necesarias, al final del tercer trimestre. La compañía cree que esos vehículos, entre 40,000 y 45,000 unidades anticipadas, en su mayoría camiones y SUV de alto margen, se completarán y venderán a los concesionarios durante el cuarto trimestre”, indicó Ford en su comunicado el 19 de septiembre.
Ana Sepúlveda, client portfolio manager de Fintual México mencionó que el comunicado de Ford impactó de manera negativa al sector ya que fueron visibles los impactos negativos sobre la inflación y el tema de escasez de semiconductores hicieron que los inversionistas pusieran un mayor atención sobre las automotrices, porque sumada la posible recesión económica, la demanda podría verse afectada de manera importante.
Un año complejo para la industria
Si bien, las acciones del sector automotriz más afectadas en el 2022 han sido las de Ford, con 42.3%, toda la industria vive, y sufre, la misma situación: en lo que va del año, los títulos de General Motors caen 40.2%; los de Volkswagen, 22.1%; le siguen Tesla, con 21.6%; BMW, con 18.5%; Stellantis, con 16%; Hyundai, con 12.4%; Nissan, con 10.6% y Toyota, con 5.7%.
En un camino diferente, las automotrices japonesas como Honda, Mitsubishi y Mazda presentaron incrementos de 3.8,% 13.9% y 26%, respectivamente.
“Cuando ves que la situación está difícil, empiezas a recortar ciertos gastos que no son obligatorios y entre ellos está el cambio de un coche. Entonces ha sido un 2022 difícil para el sector, ya que si se pudiesen recuperar del problema de semiconductores, muy probablemente viene un 2023 muy complejo en el tema de los ajustes económicos”, agregó Sepúlveda.
En caso de querer invertir en estas acciones, la analista de Fintual recomendó ver qué tan defensiva es cada acción conforme a su nivel de deuda, cuánto mantienen en caja y qué estrategias tienen hacia adelante para hacer frente a una recesión, como por ejemplo sus coberturas para las materias primas. Aquellas que tengan este tipo de estrategias podrían ser una alternativa de inversión a largo plazo ya que las valuaciones se encuentran atractivas.
“Los plazos de entrega de los microcontroladores para automóviles que hace un año captaron la atención de todos han mejorado ligeramente desde febrero. Sin embargo, los plazos de entrega de los chips analógicos se mantienen constantemente elevados en casi cuatro veces el promedio a largo plazo, cerca de los niveles máximos en el contexto de la actual escasez de semiconductores. Creemos que el suministro analógico seguirá causando dificultades dentro de la cadena de suministro automotriz”, dijo en un análisis Phil Amsrud, analista principal sénior de S&P Global Mobility.
El futuro para las cadenas de suministro
La desarticulación de las cadenas de suministro, a raíz de la pandemia, reveló la importancia de su resiliencia, que se traduce en su capacidad de seguir operando aun cuando se ven afectadas por un shock. Recientemente, la ola de la variante ómicron y la guerra de Ucrania sumaron incertidumbre sobre la capacidad de producción del sector.
Diego A. Cerdeiro y Niels-Jakob H. Hansen, economistas el Departamento de Asia y el Pacífico y del Departamento de Estudios del Fondo Monetario Internacional (FMI) señalaron que a consecuencia de esa desarticulación, los responsables de formular políticas y las empresas ya discuten varias opciones para remodelarlas.
Entre esas opciones, hay quienes exigen la relocalización (desconectarse de las cadenas de suministro globales llevando de nuevo la producción externa al país de origen). La segunda propuesta es que algunos abogan por una mayor diversificación (aumentar la cantidad de proveedores extranjeros de un insumo dado, aunque implique mayores costos), esto tendría un límite de cobertura, ya que a menos que todos los países proveedores se vean afectados al mismo tiempo, los productores soportarían mejor un shock de la oferta. Por último, las empresas que decidan mantener un exceso de inventario permitiría sortear mejor un shock de la oferta temporario.
Uno de los contras que encuentran los economistas del FMI a la primera opción es que la búsqueda de la autosuficiencia o reinstalar la producción en un solo país arrojaría menos eficiencia, ya que está comprobado que esta situación no mejora la resiliencia. Esta estrategia se asemejaría a poner todos los huevos de la cadena de suministro en una misma canasta, lo que implicaría un riesgo bastante alto de no obtener todos los insumos necesarios.
Las otras opciones de diversificación y almacenacenamiento en exceso son básicamente estrategias de cobertura, ya que los países y las empresas deben decidir hasta cuánto quieren pagar por un concepto de prima de seguro.