El alza de las tasas le pega al mercado accionario, pues los inversionistas se alejan de las acciones y optan por otros instrumentos, como los bonos gubernamentales, ya que ofrecen un mayor rendimiento a la par que son considerados más seguros.
Así, el mercado de deuda se vuelve más atractivo. “Estamos muy positivos en renta fija, invertir en bonos, porque tienes tasas muy altas”, dice Luis Gonzali, VP/Co director de Inversiones en Franklin Templeton México. En este mercado, los instrumentos mexicanos están bien posicionados, por dos razones: hay una diferencia de alrededor de 600 puntos base con las tasas de Estados Unidos, y el peso se ha mantenido fuerte. En 2022, la moneda mexicana se apreció 5%, su mejor desempeño en 10 años.
La recesión es otro factor que se suma a la ecuación. “Al subir las tasas, de la manera que lo están haciendo, genera un daño en el crecimiento económico de los países, por eso es que en 2023 estamos esperando una baja muy importante en el dinamismo económico global”, asegura José Luis Ortega, director de inversión de deuda y multi-activos de BlackRock México.
Las alzas de las tasas de los bancos centrales frenan la inflación, debido a que desincentiva el consumo, una menor demanda baja los precios; sin embargo también frena el ritmo económico. De acuerdo con una encuesta de Natixis, el 85% de los inversionistas institucionales cree que estamos o estaremos en recesión en 2023.
“No es un accidente, los bancos centrales están buscando este enfriamiento económico para contener las presiones inflacionarias, y eso los mercados no han terminado de entender”, comenta Ortega.
Si bien se espera que con el alza de las tasas, la inflación ceda, y de ser así, los bancos comiencen a bajar sus tasas a finales de 2023, no se descarta completamente el peor de los escenarios: una inflación alta, en los niveles actuales, junto con una recesión económica.