La volatilidad que se vivió este lunes en el mercado financiero global dejó evidencia de que los países y los inversionistas deben estar preparados para el entorno económico y político que se avecinan en los próximos meses. En México, el peso fue uno de los primeros activos que resintió los estragos de las expectativas del reajuste en la política monetaria de los bancos centrales y por el desempeño de la economía de Estados Unidos.
El impacto directo a la divisa mexicana se debió a lo que comúnmente se le conoce como carry trade, es decir, una estrategia que siguen algunos inversionistas para adquirir deuda con tasas de interés cercanas al cero, para luego invertir esos recursos en activos de economías con tasas de interés más altas. En este caso, el banco central de Japón subió su tasa de interés al mayor nivel desde 2008, lo que provocó una disminución en el atractivo del peso mexicano.