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Kellyanne Conway, la máxima sobreviviente de la Casa Blanca de Trump

La asesora del presidente estadounidense y su directora de campaña en 2016 tiene mucha más influencia en la ala oeste de lo que muestra su perfil público.
jue 21 marzo 2019 05:00 AM
Desde abajo.
Desde abajo. Conway asegura que entendió perfectamente a los olvidades a los que se dirigía la campaña de Donald Trump porque ella viene de ahí.

(CNN)- Kellyanne Conway es un personaje constante en la siempre cambiante Casa Blanca de Trump.

Es una sobreviviente.

En una administración marcada por el caos y el cambio, Conway permanece. Incansablemente inmutable, defensora confiable de su jefe sin importar las circunstancias.

Pelear en televisión por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, es algo valioso para el comandante supremo, obsesionado con los noticieros de televisión por cable. Pese a todo, la influencia de Conway trasciende a su perfil público. Ella tiene más poder del que la gente cree también en privado, según relatan las fuentes a CNN.

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Ella dice que la razón de ello es que tiene acceso a la persona más importante de la Casa Blanca: el mismísimo Trump.

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"Primero que nada, está mi relación con el presidente", dijo Conway. "Es sólida. Es personal, profesional y única", nos cuenta en una entrevista en el edificio Eisenhower, un complejo de oficinas adjunto a la Casa Blanca.

Pero para entender realmente las habilidades de supervivencia de Conway, fuimos al lugar en el que las afinó: Atco, Nueva Jersey, para ser exactos.

Cuando tenía tres años, su padre se fue. "Mi madre se casó a los 21 años; me tuvo a los 23, se divorció a los 26 y tuvo que salir adelante por sí sola", cuenta Conway, la primera directora de campaña de una carrera presidencial exitosa, mientras nos daba la bienvenida en la casa en la que creció, que originalmente era de su abuela.

Ella y su madre se mudaron con su abuela y sus tías abuelas. A Conway le gusta decir, en broma, que la criaron "las Golden Girls versión Nueva Jersey".

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"Nunca escuché las palabras 'empoderamiento femenino'. Sin embargo, siempre supe que eran mujeres empoderadas. Tampoco recuerdo las palabras 'política' o 'conservador'", cuenta Conway.

"En esta casa nunca hubo fotos de John Kennedy ni de Ronald Reagan; había muchos crucifijos y muchos santos", bromea.

De hecho, hay muchos crucifijos y santos adornando las paredes de este devoto hogar católico, que Conway ha ampliado con los años para albergar a su propia familia.

Su dormitorio de la infancia ahora es un corredor, pero todavía tiene recuerdos de sus años de juventud: su birrete de cuando se graduó, en 1985; un corsage de cuando la nombraron princesa de las moras. De hecho, Conway dice que el lugar en el que creció es conocido como "la capital mundial de las moras".

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Sobre la calle hay un huerto de mora azul en el que trabajó mientras crecía; ahí fue en donde se hizo famosa por primera vez: fue campeona mundial de empacado de moras, lo que significa que ella empacaba las moras más rápido que todos. Aprendió a hacerlo cuando se dio cuenta de que entre más rápido las empacara, más le pagaban.

La última vez que CNN visitó a Conway fue en su casa de Alpine, Nueva Jersey, un suburbio acomodado de Nueva York.

Ella se esforzó mucho para llegar ahí desde sus orígenes proletarios en el sur de Nueva Jersey, en donde creció a la par de la clase de votantes a los que Trump quiso atraer cuando ella fue su directora de campaña, en 2016.

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"Cuando hablamos de los hombres y las mujeres olvidados, sabía exactamente de quiénes hablaba", dijo Conway mientras conducía por el pueblo.

"Son muchas de estas personas; cuando se dice que están olvidados, simplemente significa que están mirando al sistema desde afuera, con la nariz pegada a la ventana, preguntándose, ya sabes: '¿Y yo, qué?'".

El mundo masculino de los encuestadores republicanos

Después de la escuela de Derecho, Conway entró en el mundo masculino de las encuestas republicanas; cuenta que a menudo perdía clientes porque no estaba en el campo de golf o en el bar, en donde uno usualmente se entera de las oportunidades de participar en proyectos.

"No sabía que me estaban excluyendo porque no tenía idea de que ellos estaban haciendo proyectos importantes o de que cinco firmas habían pedido participar en algo, y yo nunca participé", cuenta. "Pero llegó el momento".

A mediados de la década de 1990, CNN contrató a Kellyanne Fitzpatrick (su apellido de soltera) como analista republicana de la "generación X".

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"De repente las cosas empezaron a cambiar para mí porque la gente —senadores, miembros del Congreso, candidatos, líderes empresariales— estaba sintonizando a CNN y ponían atención", recuerda.

"Me di cuenta de que si alguien estaba tratando de echar troncos en mi camino, no podía evitarme si hablábamos directamente, cara a cara", agregó.

Y eso es justamente lo que sigue haciendo.

Pelear por Trump

Conway cuenta que su relación con Trump "es tal que sé que me escucha".

"Escucha y les hace caso a varias personas. ¿Por qué me hace caso? Porque siempre le digo la verdad".

¿Qué hay del hecho de que es mujer?

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"Creo que mi sexo me ayuda con el presidente porque nunca ha tenido miedo y, de hecho, siempre ha estado dispuesto a tratar igual a las mujeres y a los hombres que trabajan para él", explicó.

"No creo que me escuche menos ni de forma diferente, ni menos en serio", respondió cuando le dijimos que a muchas de las personas que la oyen decir eso les cuesta creerlo, dado el desdén con el que Trump ha hablado de varias mujeres a lo largo de los años.

"Creo que es muy desafortunado que siempre se confundan ambas cosas. El presidente ha ayudado a incontables mujeres en este país. Ahora hay 157 millones de estadounidenses trabajando, la cifra más alta de la historia", respondió, recitando múltiples estadísticas. Clásico de Conway: es incansable al transmitir el mensaje. Es su sello. Sin embargo, también la han criticado duramente por llegar demasiado lejos, como cuando entró en el terreno de los hechos alternativos, famoso término que usó en el programa Meet the Press de la NBC en 2017, unos días después de que Trump rindiera protesta como presidente. Ella estaba tratando de defender al presidente y de explicar su obsesión con —y sus afirmaciones falsas sobre— la cantidad de gente que acudió a su toma de protesta.

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Por esas cosas, Conway se ha vuelto un personaje polémico. A la gente le gusta amarla y le encanta odiarla.

"Puedo ver más amor del que verías si estuvieras leyendo Twitter, las redes sociales o viendo la televisión", dijo.

'El Sr. Kellyanne Conway'

Si ves televisión o entras en Twitter, encontrarás que uno de los críticos más duros de Trump es el esposo de Conway, George.

En días recientes ha estado atacando con todo: critica el estado mental de Trump y dice que tiene "trastorno narcisista de la personalidad". Ella se vio obligada a responder a las críticas de su esposo contra su jefe.

"No, no comparto esas inquietudes", dijo llanamente en la entrada de la Casa Blanca, esta semana.

"Tengo cuatro hijos y esta mañana estaba sacándolos de la casa para ir a hablar con el presidente sobre la sustancia", agregó.

Conway y CNN hablaron para este artículo en febrero, antes del drama más reciente que incluye los tuits del mismo Trump sobre que George Conway es "todo un perdedor".

Sin embargo, nuestra conversación tuvo lugar mucho después de que su esposo empezara a atacar a su jefe, cosa que dice que no esperaba.

"George estaba muy emocionado; literalmente lloraba de alegría y llevaba puesta su gorra de Make America Great Again —negra, no roja— la noche de las elecciones. En ese sentido, ha cambiado de opinión respecto al presidente, a la presidencia. Yo no lo he hecho. Donald Trump no lo ha hecho", señaló.

Cuando George Conway, veterano abogado republicano, empezó a ponerse agresivo e incluso formó un grupo de abogados conservadores anti-Trump, el presidente contraatacó y lo llamó "Sr. Kellyanne Conway". Al respecto, ella comentó que el mote había sido "ingenioso".

"Fue una situación inusual, particularmente en política, en Washington, y ciertamente en la política republicana. Es muy inusual que el esposo adquiera notoriedad y poder a través de su esposa. Usualmente es al revés", señaló.

"La gente siempre dice: 'George y tú deberían escribir un libro, George y tú deberían ir a Harvard a dar una conferencia', juntos, que deberíamos hacer eso y yo pienso: 'pues sí, está bien', pero entonces tendría que cederle mi poder", agregó.

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Trump, su familia y sus asistentes más cercanos (colegas de Conway) están alzando la voz ante los ataques de George Conway y la están apoyando, especialmente porque es madre de cuatro niños.

"Estos niños tienen catorce, catorce, diez y nueve años, así que ya tienen edad para leer todo. También tienen edad para haber aceptado a Washington como su casa, cosa que tomó un tiempo, especialmente para uno de mis hijos. Tomó mucho tiempo", cuenta.

Cuando le hicimos notar que esas son edades difíciles para mudar a los niños de casa, ella subrayó que se mudaron por ella.

"Enfrentémoslo: es la rara ocasión en la que una familia se muda por el trabajo de mamá", respondió.

Hacerlo todo

Una pregunta que hicimos mucho para esta serie es una que les hacen frecuentemente a las mujeres: "¿Cómo haces todo?".

¿Sigue habiendo un estándar doble?

"Somos mamás, esa es la forma de verlo", dijo, sonriendo.

"Es una bendición inexplicable tener a estos cuatro hijos. También quiero decirles a las mujeres profesionistas, incluso a las que les caigo mal o a las que les cae mal mi trabajo o el lugar en el que trabajo, que si quieren ser madres, sean madres; no dejen que nadie les diga que arruinarán su carrera, sus estudios, que no tienen tiempo o que tendrán deudas, bla, bla, bla. ¿Cuándo es buen momento para hacer algo que transforme tu vida? Es un cambio enorme, ¿no? Pero ¿cuándo es mal momento si ya tomaste la decisión y quieres ser mamá y lo haces?", respondió.

Pese a todo, la paternidad es un desafío para cualquier madre trabajadora sin importar la situación, ya no hablemos de una persona que está expuesta al público y que despierta grandes pasiones a favor y en contra.

Por eso le gusta llevar a sus hijos a la casa en la que creció, antes de entrar en la política.

"Les digo que si curan el cáncer o descubren cómo llevar a un hombre a la Luna o hacen grandes cosas para ayudar a la gente, entonces me conocerán como su madre y eso será lo mejor de todo", dijo.

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