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Bernie Sanders enfrentará una campaña más complicada en 2020 que en 2016

El senador independiente que busca por segunda vez la candidatura demócrata a la presidencia de EU tendrá rivales que se atreverán a cuestionar sus principales propuestas políticas.
vie 03 mayo 2019 05:02 AM
Un candidato serio.
Un candidato serio. A diferencia de 2016, cuando Hillary Clinton prefierió no debatir profundamente con Sanders, los candidatos demócratas consideran al senador por Vermont un candidato serio con propuestas serias.

(CNN)- Pete Buttigieg, aspirante a la candidatura demócrata a la presidencia de Estados Unidos, marcó el inicio de una nueva era política para el senador Bernie Sanders, uno de los principales contendientes a la nominación demócrata para las elecciones presidenciales de 2020 , con cuatro palabras bien claras.

Con esas palabras —"No, no lo creo"—, en el maratón de asambleas comunitarias de CNN, la semana pasada, el alcalde de South Bend, Indiana, rechazó la propuesta de Sanders de permitir que los delincuentes convictos voten no solo después de su encarcelamiento, sino durante. En el proceso, Buttigieg hizo algo que Hillary Clinton casi nunca hizo en su enfrentamiento contra Sanders en las elecciones primarias de 2016: criticó directamente la sustancia de una de las propuestas políticas del senador.

El que Buttigieg descartara la idea de Sanders de permitirles votar a los delincuentes —y las críticas del alcalde y de otros candidatos al llamado de Sanders a eliminar los seguros privados de gastos médicos— indicaron claramente que los aspirantes en la carrera por 2020 no piensan retomar el enfoque de Clinton de minimizar el conflicto directo con el político independiente de Vermont.

"Ya sea que fuera la estrategia correcta para Clinton, o la estrategia equivocada, fue un enfoque de no intervención en el que no había que tocar las ideas de Bernie Sanders", dijo Jim Kessler, vicepresidente ejecutivo de Políticas de Third Way, un grupo demócrata centrista que suele criticar a Sanders. "Este es un momento muy diferente. Por primera vez en su carrera habrá escrutinio auténtico de sus ideas políticas".

Es evidente que el proyecto de Sanders, que en 2016 se consideró la vanguardia liberal, ha recibido más apoyo en el partido desde entonces; esta dinámica se simboliza en la audiencia de la Comisión Reglamentaria de la Cámara de Representantes sobre la propuesta de Medicare universal público que Sanders ha defendido desde que fue candidato en 2016. Una gran variedad de contrincantes para 2020 —que incluye a centristas como el exgobernador de Colorado, John Hickenlooper, y el expresidente Joe Biden— y los legisladores de la cámara baja demócrata también adoptaron su propuesta de salario mínimo federal de 15 dólares.

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Los grupos liberales que simpatizan con Sanders señalan que se beneficiará si hay más escrutinio de parte de otros candidatos que en la pasada carrera presidencial. Neil Sroka, director de Comunicación de Democracy for America, dijo que si hay más debate sobre sus ideas, le será más fácil presentarse como la alternativa más progresista.

"El que la gente tenga que declarar cuál es su postura en cuestiones como el Medicare universal y el derecho al voto de las personas que están en prisión es un mecanismo de selección fenomenal para este partido", dijo Sroka.

Sin embargo, no cabe duda de que el mayor escrutinio y la resistencia de los otros candidatos expondrán a Sanders a desafíos que nunca enfrentó realmente con Clinton en 2016. Pese a que su idea central de transformar el sistema de salud pública en una estructura financiada por el gobierno tiene más apoyo que en 2016, sigue sin contar con el apoyo de la mayoría en las cámaras y casi no cuenta con el respaldo de los demócratas de estados oscilantes y de algunos distritos legislativos. (Aunque es más probable que lo aprueben en la Cámara de Representantes, el salario mínimo de 15 dólares sigue sin contar con el apoyo de la mayoría y enfrenta resistencia de algunos diputados de distritos oscilantes).

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Sanders es profundamente ideológico y suele ser irritable cuando lo enfrentan en entrevistas; suele minimizar las críticas a su proyecto diciendo que los escépticos son siervos "de la clase milmillonaria". En los próximos meses, es probable que tenga que recurrir a respuestas más finas a las preguntas de otros demócratas, quienes pondrán en duda desde una perspectiva de centro-izquierda sus ideas como los seguros de gastos médicos con cargo al erario o la educación universitaria gratuita.

"Lo están tratando como un candidato serio, y están tratando a sus ideas como si fueran ideas serias", dijo Kessler.

La decisión de Clinton

La falta de debate respecto al proyecto de Sanders en 2016 reflejó la decisión consciente que tomó el equipo de campaña de la aspirante favorita, Hillary Clinton. Pese a que Sanders tuvo un desempeño inesperadamente sólido, el equipo de campaña de Clinton confiaba firmemente en que ella ganaría la candidatura, ya que en las primarias en Carolina del Sur, a principios del calendario electoral, tuvo una ventaja considerable entre los electores afroestadounidenses. Como Clinton siempre esperó quedarse con la candidatura, quiso minimizar el conflicto con Sanders para limitar los roces con sus partidarios, a quienes tendría que atraer en las elecciones generales. (A final de cuentas, persistieron los roces con el equipo de Sanders, cosa que afectó a Clinton en noviembre de 2016).

"Francamente, los ataques de 2016 no provinieron (de Clinton) al grado que se esperaba", dijo Tad Devine, asesor en jefe de Sanders en esa campaña. "No hubo ese nivel de contacto. Creo que su estrategia general era 'no nos vamos a meter'".

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Un alto funcionario de la campaña de Clinton en 2016, quien pidió el anonimato para poder hablar de sus deliberaciones personales en ese entonces, confirmó la perspectiva de Devine. "Creo que hubo dos decisiones sobre cómo abordar a Bernie Sanders en 2016", dijo. "Una fue no librar guerras ideológicas en las primarias demócratas, y la segunda fue evitar ser negativo respecto a él en la mayoría de los casos. Ambas se tomaron con base en la suposición de que ella sería la nominada y queríamos que a esos electores que votaron en contra de ella en las primarias les fuera fácil apoyarla en las elecciones generales".

Cuando Clinton criticó a Sanders en las primarias, básicamente no cuestionó si sus ideas eran deseables, sino que solo puso en tela de juicio su viabilidad política y legislativa. Respecto a la propuesta principal de Sanders, de crear un sistema de salud pública en el que el gobierno reemplaza a todas las aseguradoras privadas, por ejemplo, Clinton no dijo si le parecía un objetivo valioso, sino que argumentó que era poco probable que el Congreso aprobara que el gobierno financiara el sistema y se preguntó si era prudente reconfigurar el sistema de salud pública tan pronto después de haberse aprobado la Ley de Cuidado de Salud Asequible, en 2010.

"En vez de dejar que los republicanos la deroguen o que vuelvan a empezar de cero, de tratar de meter al país en otro debate realmente contencioso, hagamos que la Ley de Cuidado de Salud Asequible funcione para todos", dijo en el debate con Sanders que CNN celebró en Brooklyn en abril de 2016.

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Clinton usualmente se envolvía en la bandera de Barack Obama y proclamaba que sus ideas eran extensión de las de él y que el proyecto de Sanders era su rechazo implícito. El único tema en el que Clinton criticó constantemente a Sanders durante las primarias fue un tema en el que se inclinó más hacia la izquierda: el control de armas, cuestión en la que Sanders había adoptado posturas afines a la Asociación Nacional del Rifle, ya que representa al estado de Vermont, entidad sumamente rural.

Devine dice que aparte de las armas (Devine no volverá a ser asesor de Sanders en 2020), "nunca lo atacaron tan fuerte como pudieron haberlo hecho; ella más bien optó por presentar su postura alternativa. Nunca pelearon intensamente por si tal cosa era mala idea ni quisieron entablar un gran debate en estos temas".

Esta vez, muchos centristas en el partido están ansiosos de debatir algunos de los elementos clave del proyecto de Sanders. Buttigieg, Beto O'Rourke y Amy Klobuchar ya renunciaron a la idea de eliminar todos los seguros privados de gastos médicos (salvo algunos servicios suplementarios) que propuso Sanders en su plan de financiamiento público porque lo consideran demasiado disruptivo para los 180 millones de estadounidenses que tienen cobertura a través de esos medios; Biden, quien se incorporó a la carrera la semana pasada, dijo el lunes, 29 de abril, que se uniría a ellos.

¿A quién le sirve que haya más debate?

Sroka, de Democracy for America, dice que Sanders se beneficiará más que en 2016 del debate sobre los seguros privados.

"Creo que el punto es que la discusión de lo que significa decir: 'la atención médica es un derecho' contra que Joe Biden diga: 'Tienes derecho a comprar un seguro de gastos médicos' es una buena discusión. Francamente creo que la mayoría de las personas van a ponerse del lado progresista cuando lo oigan", dijo.

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Sin embargo, Kessler de Third Way, dijo que un debate más franco sobre el financiamiento público de los seguros de gastos médicos provocará que los electores demócratas duden de si quieren centralizar en el gobierno federal el control de la prestación de atención médica. Kessler señaló que luego de que Trump y el Congreso dominado por los republicanos aprobara una ley hacendaria en 2017 que reduce los impuestos en los estados republicanos en parte a través de la limitación de las deducciones a los impuestos locales y estatales que benefician principalmente a estados demócratas, es fácil imaginar que un presidente republicano manipule el plan de financiamiento público para reducir radicalmente las tasas de reembolso por gastos hospitalarios y honorarios médicos en los estados demócratas de la costa, que en general tienen costos más altos que los estados republicanos del interior. Señala que si el gobierno federal controlara todas las decisiones sobre la atención médica, sería inevitable que un futuro presidente conservador intente limitar los servicios en zonas culturalmente sensibles.

"Si haces que la atención médica dependa del financiamiento público, la anticoncepción será una batalla, también el aborto", dijo Kessler. "Cualquier cosa que tenga que ver con los derechos LGBT será una batalla. ¿Qué va a pasar con los inmigrantes, los que no son ciudadanos, las personas que no están en el país ilegalmente?".

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De igual forma, la otra idea central de Sanders, de brindar educación superior pública gratuita durante cuatro años a estudiantes de familias que ganen menos de 125,000 dólares al año, podría desatar un debate mucho más profundo que en 2016. En el partido reina la preocupación respecto a la tendencia que priva en los estados de trasladar una porción mayor del costo de la educación pública del erario, a través de asignaciones estatales, a los estudiantes y sus familias, a través de la colegiatura.

Sin embargo, Devine señaló que con los grupos de enfoque que se organizaron para la campaña de Sanders en Iowa, la vez pasada, concluyeron que muchos electores demócratas dudan de eliminar del todo la colegiatura y prefieren la idea de que los estudiantes y sus familias contribuyan con parte del costo.

"En eso hubo mucha resistencia", dijo Devine. "Cuando te reunías con el grupo, la gente hablaba de si querías darle educación gratuita al muchacho perezoso que vive al final de la calle". Varios de los contrincantes para 2020 ya pusieron en duda esa idea, prominentemente la senadora Amy Klobuchar, de Minnesota.

La educación universitaria gratuita para familias de hasta clase media-alta también recibe críticas desde otro ángulo: el de los grupos que presionan para que se admita a más estudiantes de bajos ingresos y de minorías a escuelas y universidades públicas de alto rendimiento. Les preocupa que estos estudiantes queden desplazados si más familias blancas de clase media y media-alta optan por las universidades públicas en vez de las escuelas privadas costosas de nivel medio.

La falta de un debate profundo en 2016 puede ser una de las razones por las cuales la ideología fue tan solo una grieta modesta en la carrera entre Clinton y Sanders: al senador le fue un tanto mejor con los electores liberales que con los moderados, pero la diferencia no fue tan significativa como en otras aspectos, particularmente el de la edad y el de la filiación partidista (Sanders dependía más de los independientes que de los demócratas), según un análisis acumulativo de las encuestas de salida de 2016 que CNN llevó a cabo. Si se da más énfasis a las implicaciones (y al costo acumulativo formidable) del proyecto de Sanders, se podrían agudizar las brechas ideológicas en la carrera electoral, particularmente con Biden, el otro candidato que va a la cabeza en las primeras encuestas, quien probablemente atraerá a los votantes de más edad y a los más moderados.

Aunque es probable que los otros contrincantes desafíen a Sanders más agresivamente que Clinton, las encuestas muestran que muchas de las ideas que propone atraen considerablemente al público de la coalición demócrata. Eso significa que no hay garantías de que sus críticos ganen en un debate más franco que el que Clinton instigó en 2016. Pero al parecer, está garantizado que Sanders se enfrentará a tal debate esta vez, lo que significa que la nueva ola de rivales lo pondrá a prueba como Clinton no lo hizo.

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