Pese al impacto que esto tuvo en su vida, Dong nunca ha hablado con su hijo, que hoy tiene 33 años, de lo ocurrido en la plaza Tiananmen el 4 de junio de 1989 .
La masacre brutal de cientos, si no es que miles de manifestantes, trabajadores y estudiantes en Beijing estremeció al mundo. Para China, marcó un punto de inflexión que la alejó de la posibilidad de tener más libertad y la llevó a la opresión autoritaria.
Sin embargo, Dong preferiría que su hijo piense que es un delincuente común, al menos mientras persiste el clima político actual en China, que ponerlo en peligro por conocer el pasado político de su padre.
"Es por su seguridad", dijo Dong. "Me preocupa que influya en sus pensamientos si empiezo a contarle esas cosas".
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A otros expresos políticos también les preocupa hablarles a sus hijos de la masacre por temor a ponerlos en peligro.
Fang Zheng, otro superviviente de Tiananmen, tiene 53 años. No culpa a Dong ni a otros antiguos activistas por querer proteger a sus hijos de la política. Fang, quien perdió ambas piernas en la masacre, culpa al Partido Comunista.
"Ese es el temor y el horror que el régimen ha cernido sobre todos", dijo.
La masacre, borrada
Dong dice que cree que su hijo no es el único que vive en relativa ignorancia sobre los acontecimientos dramáticos del 4 de junio de 1989.