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Los sobrevivientes de la plaza Tiananmen que quieren que sus hijos lo olviden

El clima político actual en China hace que muchos de los manifestantes que vivieron la masacre hace 30 años callen, por temor a la represión gubernamental.
mar 04 junio 2019 05:04 AM
Preso.
Preso. Dong Shengkun, antes de que el gobierno chino lo encarcelara por los hechos en la plaza Tiananmen en 1989.

BEIJING (CNN)- Hace treinta años, en el corazón de Beijing, la capital de China, Dong Shengkun arrojó dos trapos bañados en gasolina para prenderle fuego a un camión militar tras una noche de violencia en la ciudad . Fue un acto que arruinaría su vida.

En ese entonces, Dong tenía 29 años y trabajaba en una fábrica; le suspendieron la sentencia de muerte por incendio premeditado y pasó 17 años en prisión. Esto cambió a su familia para siempre: su padre murió y su esposa se divorció de él mientras estaba en prisión. El hijo de Dong tenía tan solo tres años cuando encarcelaron a su padre.

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Pese al impacto que esto tuvo en su vida, Dong nunca ha hablado con su hijo, que hoy tiene 33 años, de lo ocurrido en la plaza Tiananmen el 4 de junio de 1989 .

La masacre brutal de cientos, si no es que miles de manifestantes, trabajadores y estudiantes en Beijing estremeció al mundo. Para China, marcó un punto de inflexión que la alejó de la posibilidad de tener más libertad y la llevó a la opresión autoritaria.

Sin embargo, Dong preferiría que su hijo piense que es un delincuente común, al menos mientras persiste el clima político actual en China, que ponerlo en peligro por conocer el pasado político de su padre.

"Es por su seguridad", dijo Dong. "Me preocupa que influya en sus pensamientos si empiezo a contarle esas cosas".

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A otros expresos políticos también les preocupa hablarles a sus hijos de la masacre por temor a ponerlos en peligro.

Fang Zheng, otro superviviente de Tiananmen, tiene 53 años. No culpa a Dong ni a otros antiguos activistas por querer proteger a sus hijos de la política. Fang, quien perdió ambas piernas en la masacre, culpa al Partido Comunista.

"Ese es el temor y el horror que el régimen ha cernido sobre todos", dijo.

La masacre, borrada

Dong dice que cree que su hijo no es el único que vive en relativa ignorancia sobre los acontecimientos dramáticos del 4 de junio de 1989.

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Tres décadas después de que el gobierno chino declarara la ley marcial y soltara al Ejército contra los estudiantes y los obreros desarmados que se manifestaban, el derramamiento de sangre se ha borrado en gran medida de la memoria colectiva de la nación.

Dong dice que el esfuerzo del Partido Comunista ha desembocado en una generación que en gran medida ignora la masacre de Tiananmen. Los libros de texto de las escuelas no la mencionan y los estudiantes no encuentran fotos ni artículos del 4 de junio en el internet sumamente censurado de China.

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A las varias semanas de protestas en la plaza Tiananmen, una plaza enorme frente a la Ciudad Prohibida y al Gran Salón del Pueblo, siguió la represión. Los manifestantes pidieron mayor apertura política, libertad de expresión y democracia para igualar la liberalización económica creciente del país.

Tras intensos debates en los niveles más altos del gobierno chino, los duros ganaron y llamaron al Ejército. Según algunos estimados , la cifra de muertos en las protestas en Beijing pudo haber sido de miles.

"Vi a unos cuantos estudiantes que trataban de trepar la cerca y evacuar la plaza; un tanque se dirigió justo hacia allá y los aplastó", cuenta Dong.

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En la China continental no habrá monumentos ni conmemoraciones en el 30 aniversario del martes. En el internet del país, los observadores trabajarán horas extras para borrar cualquier mención de la masacre, parte de un esfuerzo que el gobierno ha emprendido desde hace décadas para borrar los recuerdos de Tiananmen.

Varios sitios populares de transmisión de videos en directo recibieron la orden de cerrar sus funciones de comentarios en vivo en los días previos al aniversario. Silenciaron a cualquier persona que se hubiera atrevido a conmemorar públicamente o a mencionar siquiera los acontecimientos de junio de 1989. Arrestaron a las personas que trataron de encender velas en los lugares en los que los manifestantes murieron en la avenida Changan o cerca de la plaza Tiananmen. Los manifestantes que estuvieron ahí y trataron de hablar de ello con la prensa recibieron advertencias y la policía los estuvo vigilando.

Pronto, la gente dejó de hablar y empezó a olvidar. De acuerdo con Dong, lo hicieron por su propio bien. "En esos días, mucha gente recibía castigos muy severos por cosas muy insignificantes", dijo.

El domingo, 1 de junio, en el Diálogo del Shangri-La, en Singapur, el ministro de Defensa de China, Wei Fenghe, dijo que las protestas de Tiananmen habían sido "una agitación política que el gobierno tenía que sofocar".

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"El gobierno tomó acciones decisivas para frenar la turbulencia y esa fue la estrategia correcta", dijo.

Reencuentro.
Reencuentro. Dong Shengkun (al centro) y dos de sus compañeros en prisión, Zhang Maosheng y Zhang Yansheng, en su reunión en febrero.

'No tenían opción'

Antes del aniversario, Dong y sus amigos, Zhang Maosheng y Zhang Yansheng, se reunieron en un restaurante en Beijing para conmemorar a quienes murieron ese día y para consolarse por sus propias pérdidas.

Los tres se unieron a las protestas por separado cuando tenían veintitantos años, cuando todavía eran jóvenes e idealistas. En los últimos días, tanto Dong como Zhang Maosheng trataron de prenderles fuego a unos vehículos militares, mientras que Zhang Yansheng destruía un video de la policía en el que se veía a los civiles impidiendo el paso de los vehículos militares a la plaza.

Dong cuenta que se unió a los miles de estudiantes en la plaza porque quería poner fin a la corrupción aunque no entendía qué significaba la palabra "democracia". Sin embargo, él y sus amigos pagaron un precio muy alto. Al igual que Dong, a Maosheng también lo sentenciaron a muerte y suspendieron la sentencia, mientras que a Yansheng lo sentenciaron a cadena perpetua. Al igual que a Dong, a Maoshen y a Yansheng los liberaron tras 17 y 14 años en prisión, respectivamente.

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Mientras tomaban una cerveza, platicaron y coincidieron en que al igual que quienes murieron ese 4 de junio, habían hecho sacrificios demasiado peligrosos como para recordarlos en la China moderna y agregaron que muchos jóvenes chinos nunca han oído hablar de la masacre de la plaza Tiananmen.

"Quienes tienen nuestra edad o son mayores lo vieron, pero tienen demasiado miedo de hablar", dijo Zhang Yansheng. "Los más jóvenes nunca se enteraron de que ocurrió".

Sus propios hijos estarán entre quienes siguen en la ignorancia, al menos por ahora. Zhang Maosheng dijo que no les contará a sus hijas cosas "que solo les traerán problemas".

"La sociedad en la que vivimos no es lo suficientemente abierta ni lo suficientemente segura y yo quiero que puedan crecer sin miedo ni preocupaciones", dijo.

Fang Zheng, otro sobreviviente, dijo que el Partido Comunista cree que su legitimidad depende de encubrir los acontecimientos del 4 de junio y hasta ahora, lo ha hecho con gran éxito.

"Actualmente, bajo el dominio del actual gobierno del Partido Comunista, la mayoría de las personas cede, calla o incluso coopera necesariamente cuando vienen a buscar a sus hijos o a ellos mismos. No tienen opción", dijo.

Bueno y valiente

Al parecer, los acontecimientos recientes hacen que los tres hombres teman por sus hijos.

Previo al 30º aniversario, varios estudiantes activistas han desaparecido en Beijing luego de que los miembros de la prestigiosa Sociedad Marxista de la Universidad de Pekín anunciaran su plan de respaldar los derechos de los trabajadores. Más de una docena de miembros han desaparecido o han sido arrestados desde agosto de 2018. Seis desaparecieron en la víspera del Día Internacional del Trabajo, el 1º de mayo.

En cuanto a los tres exprisioneros en su reunión, su interés principal —al igual que el de la mayoría de los chinos— es su familia y buscar una vida mejor, en vez de las cuestiones políticas peligrosas.

"Hasta mi esposa me dice: 'Deja de estar pensando tanto en esto, es poco realista'. Dice: '¿Por qué no te apresuras, buscas un trabajo apropiado y ganas un poco más de dinero? ¿Qué es más importante que cuidar de tu esposa y de tus hijos?'", dijo Zhang Maosheng, mientras apuraba su cerveza.

Sin embargo, en un mensaje de texto posterior, Zhang Maosheng dijo que esperaba que algún día, en una China diferente, pudiera contarles a sus hijos lo que hizo en 1989.

"Ya que sean adultos, cuando China se haya vuelto un lugar mejor, cosa que creo que pasará, me encantaría contarles sobre lo que hizo su papá", dijo. "Porque lo que hice fue bueno y valiente".

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