Decenas de miles de manifestantes, mayormente jóvenes, salieron a las calles nuevamente el miércoles , 12 de junio; cerraron temporalmente el Consejo Legislativo de Hong Kong y las calles circundantes y forzaron un retraso en la lectura del proyecto de ley.
A lo largo del día hubo al menos 79 lesionados; se estima que alrededor de 5,000 policías antimotines arremetieron contra los manifestantes con balas de goma y gas lacrimógeno.
Los expertos dicen que Beijing no quiere que el mundo lo vea dar marcha atrás con la ley de extradición, pero no puede darse el lujo de empeorar las cosas con una represión intensa. El dilema ha dejado a la normalmente categórica administración de Xi en la cuerda floja en su intento por evitar empeorar la crisis en Hong Kong.
La respuesta que el gobierno chino dio el miércoles, tanto en los medios estatales como en comunicados gubernamentales, fue desafiante.
"La anarquía es lo que afectará a Hong Kong, no las enmiendas propuestas a la ley sobre fugitivos", señala un editorial del diario estatal China Daily .
Sin embargo, Willy Lam, profesor adjunto de la Universidad China de Hong Kong y analista de la política china, dijo que la crisis de extradición no tiene una solución fácil ni clara.
"Se está moldeando un enfrentamiento feroz entre la voluntad del pueblo hongkonés y la administración de Xi Jinping, [que está] decidida a ser árbitro de las cosas en Hong Kong", explicó.