El problema es que, para muchos líderes europeos, Trump, su guerra comercial con China y su imposición de aranceles son uno de los factores que agravan sus problemas, así que podría ser difícil llegar a un acuerdo respecto a las medidas a tomar.
Trump también ha amenazado con dividir al grupo con sus llamados a volver a admitir a Rusia , país al que expulsaron del grupo por haberse anexado Crimea en 2014.
Un alto funcionario estadounidense señaló, a finales de agosto, que Trump y Macron habían acordado invitar a Vladimir Putin a la cumbre que se celebrará en Estados Unidos el año próximo. Sin embargo, Macron dijo que sería un "error estratégico" volver a aceptar a Rusia si no se arregla primero la cuestión de Ucrania. Reino Unido y Alemania también manifestaron sus reservas.
Cuando Trump sea anfitrión de la cumbre del año próximo —probablemente en alguno de sus centros vacacionales en Estados Unidos— tendrá más espacio para definir la lista de invitados.
"Sabemos que a Trump no le gustan las instituciones internacionales, así que ¿cancelará la cumbre del G7 del año próximo?", preguntó Nicholas Dungan, del Atlantic Council y de Sciences Po, una prestigiosa universidad francesa.
"No, no la va a cancelar. Al invitar a Putin, les picará los ojos a los otros miembros del G7, quienes tendrán que decidir si boicotearán la cumbre del G7 en Estados Unidos", predijo Dungan.