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China y Corea del Norte ganan con el conflicto entre Japón y Corea del Sur

Las diferencias cada vez más profundas entre Tokio y Seúl le facilitan a Beijing el camino para hacer crecer su influencia en la región Asia Pacífico.
dom 25 agosto 2019 09:05 AM
China aceleró su crecimiento económico en el segundo trimestre del año. (Foto: Reuters)
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Sin embargo, la decisión de abandonar el tratado es un golpe considerable a la alianza militar encabezada por Estados Unidos, que desde hace décadas ha servido para negociar la paz en el noreste de Asia y contrarrestar la influencia creciente de China.

Los expertos dicen que la situación es un ejemplo más de que el desinterés de Donald Trump en las viejas alianzas les ha dado a los adversarios de Washington la oportunidad de degradar dichas relaciones. Hace unos meses sonaron las mismas críticas cuando los gobiernos de Japón y Corea del Sur peleaban por una serie de enfrentamientos militares.

Desde hace mucho, China y Corea del Norte han pretendido reducir la presencia militar estadounidense en el noreste de Asia saboteando la relación trilateral entre Washington, Seúl y Tokio.

El eslabón más débil de esa cadena es el que une a Seúl y a Tokio: el uno desconfía profundamente del otro por el legado colonialista de Japón en Corea. Los detractores de la política de Trump para el noreste de Asia acusaron al presidente de Estados Unidos de ignorar la función tradicional de Washington como mediador entre Corea del Sur y Japón.

"Estados Unidos es un punto de convergencia en las dos alianzas bilaterales y es mucho menos eficiente en el movimiento de información en cualquier dirección", dijo el general retirado Vincent Brooks, ex comandante de las Fuerzas Combinadas Estados Unidos-Corea del Sur.

Recomendamos: China y Estados Unidos, ¿una futura guerra inevitable?

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Cuáles son las consecuencias

En términos prácticos, el abandono del acuerdo de difusión de información ralentizará las cosas.

Digamos que Corea del Norte prueba otro misil de corto alcance, cosa que ha hecho con cada vez más frecuencia en meses recientes . La información que los servicios de inteligencia surcoreanos pueden recabar respecto a esa prueba —como qué tan lejos, alto y rápido viaja el misil— puede revelar detalles importantes sobre la sofisticación del armamento. Estas conclusiones pueden ayudar a Tokio, a Seúl y a Washington a adaptar mejor los sistemas de defensa antimisiles y a prepararse para lo peor.

El acuerdo permitía que ambas partes "compartieran inteligencia militar sin interrupciones", pero como están las cosas, Estados Unidos se verá obligado a hacer de intermediario, de acuerdo con Abraham Denmark, ex subsecretario asistente de Defensa para el este de Asia.

"Esto frena la toma de decisiones, que en el día a día es frustrante pero podría tener consecuencias graves en una crisis acelerada".

También es probable que esto envalentone a China, aspirante a potencia regional que reclama islas que Japón administra y que ha presionado a C Corea del Sur por el despliegue del escudo antimisiles THAAD , hecho en Estados Unidos.

El avance reciente de las fuerzas armadas chinas ha alarmado a los altos funcionarios de defensa de Estados Unidos, que advirtieron en un informe que el gobierno chino estaba decidido a volverse "la potencia preeminente en la región Indopacífico".

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Desde 2014, los submarinos, buques de guerra, vehículos anfibios principales y auxiliares que China ha desplegado son más que las embarcaciones que sirven actualmente a las armadas de Alemania, India, España, Taiwán y Reino Unido, según un informe que publicó en 2018 el centro de estudios IISS.

La fuerza aérea china también ha estrenado regularmente aviones y armamento nuevo y mejorado, entre ellos el caza indetectable bimotor J-20.

Según el Departamento de Defensa de Estados Unidos, la fuerza aérea china es hoy la mayor de Asia y la tercera más grande del mundo, además de que cierra la brecha respecto a Estados Unidos " en una amplia gama de capacidades ".

Para contrarrestar dichas ambiciones, Estados Unidos necesita incrementar la cooperación con y entre sus socios asiáticos en defensa. En un comunicado, el viernes, 23 de agosto, el ministro de Defensa de Japón, Takeshi Iwaya, dijo que la maniobra de Corea del Sur muestra una "mala comprensión" de la situación actual de seguridad en la región. "Es extremadamente lamentable y decepcionante", dijo Iwaya.

Por otro lado, Mike Pompeo, secretario de Estado de Estados Unidos, dijo que estaba "decepcionado" de que Seúl hubiera decidido retirarse del acuerdo y agregó que espera que "esos dos países puedan empezar a volver a poner esa relación exactamente en el lugar correcto".

Qué significa todo esto

Aunque son las únicas dos democracias liberales en la región, Corea del Sur y Japón son, esencialmente, amigos por conveniencia gracias a la alianza que cada uno tiene con Estados Unidos. Son adversarios históricos y el legado de la colonización japonesa en la península de Corea, en la primera mitad del siglo XX, sigue pesando. Bajo el dominio japonés, muchos coreanos sufrieron tratos crueles, asesinatos y esclavitud. Los coreanos de más edad aún lo recuerdan y sigue siendo un tema sumamente emotivo tanto en Corea del Norte como en Corea del Sur.

Corea del Norte firmó un tratado con Japón en 1965 con el fin de normalizar las relaciones entre ambos países y se suponía que resolvería los problemas que quedaron después de la guerra. Sin embargo, Corea del Sur era una dictadura militar en ese entonces y muchos coreanos sintieron que el acuerdo era injusto.

Hoy, ambos países siguen enzarzados en un debate acalorado sobre las estatuas de las "mujeres de consuelo" —coreanas a las que se obligó a brindar servicios sexuales a los soldados japoneses— y sobre los fallos de la Suprema Corte surcoreana que permiten a los ciudadanos a exigir indemnización por trabajo forzado a algunas empresas japonesas.

Japón argumenta que ambos temas se resolvieron con el tratado.

Pese a la animadversión histórica, la relación militar entre ambos países ha salido indemne, en general. La labor tradicional de Washington era llevar a ambas partes a la mesa de negociaciones, hablar de los problemas y convencerlos de que les convenía unirse para enfrentar las amenazas de Corea del Norte o de China.

Sin embargo, parece que Donald Trump ha rechazado esta tarea. Ha cuestionado públicamente la conveniencia de invertir tanto dinero estadounidense en la red de alianzas en la región y está presionando para que tanto Corea del Sur como Japón inviertan más en su alianza militar con Estados Unidos.

Esta rencilla militar ahora está cobrando prominencia porque el gobierno de Trump no ha invertido el tiempo necesario ni ha demostrado que el mantenimiento de la alianza le interesa tanto como a sus predecesores, de acuerdo con Van Jackson, especialista en asuntos del noreste de Asia y funcionario del Departamento de Defensa de Estados Unidos en el gobierno de Obama.

"Esto pudo haber pasado en cualquier momento de los pasados 20 años y la única razón por la que no pasó fue que los mandos medios y los políticos designados en Estados Unidos dedicaron cantidades considerables de tiempo y capital político a aliviar esta volatilidad", señaló.

Los expertos dicen que lo más probable es que los adversarios de Estados Unidos, como Corea del Norte, China e incluso Rusia, estén percibiendo una oportunidad. El gobierno norcoreano y el chino han buscado, desde hace tiempo, la forma de abrir una brecha en la relación entre los tres países para lograr sus propios objetivos.

"Esto fue de gran ayuda para quienes quieren ver disminuido el poder de Estados Unidos en Asia y debilitadas sus alianzas, específicamente China y Corea del Norte", dijo Denmark, quien ahora dirige el programa para Asia del Woodrow Wilson International Center for Scholars.

"Ambos ven en Estados Unidos a un adversario principal y a las alianzas de Estados Unidos como un impedimento importante para sus objetivos estratégicos. Los problemas en las alianzas de Estados Unidos —especialmente las más importantes como la de Japón y Corea del Sur— se consideran un desafío para la estrategia estadounidense, pero también un símbolo de la disminución del poder de Estados Unidos en Asia".

David Culver, Yoonjung Seo y Ben Westcott, de CNN, contribuyeron con este reportaje.

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