La condena del Tribunal Supremo de entre 9 y 13 años de cárcel para nueve de los independentistas juzgados por el intento de secesión de octubre de 2017 se publicó cuando llegaba a su oficina.
Sin pensárselo llamó a su madre para ir juntos a la plaza Cataluña, en el centro de Barcelona, punto de encuentro de las numerosas manifestaciones espontáneas formadas desde primera hora de la mañana.
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A mediodía, la plaza ya estaba a rebosar con miles de personas con banderas independentistas y pancartas con consignas como "libertad presos políticos" o "lo volveremos a hacer". Los manifestantes después se dirigieron hacia el aeropuerto con intención de bloquearlo.
"La gente está muy caliente, se nota en el ambiente", advertía este empresario.
La tensión se respiraba desde el amanecer en esta ciudad. Un helicóptero sobrevolaba el cielo nublado y numerosas furgonetas policiales protegían posibles objetivos de las protestas como la principal estación de trenes, las dependencias judiciales o el aeropuerto.
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En previsión de una sentencia condenatoria, los separatistas hacía semanas que se preparaban e incluso crearon una plataforma llamada 'Tsunami Democrático' para organizar las protestas.
"¡Mañana todos listos! Cuando salga la sentencia, la respuesta será inmediata", advertía esta asociación, cuyos impulsores se mantienen anónimos, en un grupo de la aplicación de mensajería Telegram con 150,000 seguidores.