Ahora, Pelosi tiene una tarea titánica en la cámara baja luego de que las dos semanas de testimonios taquilleros apenas modificaran la opinión pública. Al ser una mujer cuyo estilo de liderazgo se basa en escuchar y en crear consensos, tiene ante sí a un electorado que sigue aferrado a sus esquinas partidistas de siempre.
Los índices de aprobación de Trump son constantes y solo el 50% de los estadounidenses dice que habría que seguirle juicio y destituir a Trump, cifra que no ha cambiado respecto a las encuestas que CNN y SSRS llevaron a cabo en octubre.
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Pelosi trató de marcar un tono lúgubre esta semana mientras Adam Schiff, presidente de la Comisión de Inteligencia de la cámara baja, presentaba su informe a la dirigencia demócrata el martes, 3 de diciembre, y la Comisión de Justicia empezaba a trazar el marco de la imputación formal.
Pelosi les dijo a sus colegas que era un momento grave y de reflexión y destacó que cada miembro debería contar con la libertad para sacar sus propias conclusiones sobre la destitución.
En 2018, mucho antes de que Pelosi pudiera imaginarse este escenario, le dijo a Dana Bash, de CNN, mientras peleaba por la presidencia de la cámara, que se apoya en la noción de que las mujeres "saben cómo hacer las cosas" y que es importante "conocer tu poder".