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Ya pasó la navidad y la lucha de los demócratas contra Trump sigue

El presidente rompió el descanso por las fiestas con sus críticas contra la presidenta de la cámara baja y sus ansias por que el proceso inicie en el Senado.
jue 26 diciembre 2019 11:01 AM
Donald Trump
El presidente acusa a Nancy Pelosi de exigir en el Senado las condiciones que ella no ofreció en la Cámara de Representantes.

Kevin Liptak

Las vacaciones de invierno que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, consideraba unas precursoras muy esperadas del juicio político en el Senado , se han vuelto un interludio de estancamiento en su batalla contra los demócratas por el lugar y el momento en el que se llevará a cabo su simbólica presentación ante la justicia.

El respiro navideño del prolongado proceso de destitución se acabó antes del 26 de diciembre.

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"¿Por qué habría de permitírsele a la loca de Nancy Pelosi que someta a juicio de destitución al presidente de Estados Unidos nada más porque tiene una ligera mayoría en la Cámara de Representantes?", tuiteó Trump cuando se terminaba el día de asueto. "Ahora, Pelosi exige todo lo que se les negó a los republicanos en la cámara baja. Los demócratas quieren dirigir el Senado mayoritariamente republicano. ¡Hipócritas!".

Las únicas declaraciones oficiales de Trump en Navidad llegaron en un comunicado de cuatro párrafos que la presidencia difundió por correo electrónico.

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"Juntos debemos tener el objetivo de fomentar una cultura de comprensión y respeto más profundos, rasgos que ejemplifican las enseñanzas de Cristo", escribió el presidente de Estados Unidos.

Justo un día antes de sus felicitaciones navideñas, el equipo de campaña de Trump envió su propio correo electrónico, en el que presume el lanzamiento de un nuevo sitio web "diseñado para ayudar a los simpatizantes del presidente a ganar las discusiones con sus amigos y sus familiares liberales y con la gente sumamente sensible a la que encuentren en las fiestas".

El mismo Trump estaba que echaba humo en el salón dorado de Mar-a-Lago y no fomentaba ni el respeto ni la unidad cuando respondía preguntas sobre su némesis en Washington, Nancy Pelosi.

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"Ella es un perjuicio tremendo para el país y no está haciendo un buen trabajo; algunas personas creen que no sabe qué está haciendo", dijo, sentado frente a una pantalla en la que minutos antes se había proyectado una videoconferencia con soldados estadounidenses de todas partes del mundo. "Mucha gente lo piensa, mucha gente lo ha dicho".

Ya casi a nadie le sorprende que los llamados oficiales mesurados de Trump a la armonía no se reflejen del todo en sus actos o en sus palabras. Como la Cámara de Representantes acaba de sujetarlo a juicio político y como está ansioso de que comience su juicio en el Senado, Trump está pasando las vacaciones en un intermedio tenso mientras los legisladores discuten cuáles serán los siguientes pasos.

No hay indicios de que habrá un respiro

A una semana de que se votara a favor del juicio político, no hay indicios de que el estancamiento navideño sobre cómo y cuándo se desarrollará el juicio de destitución cederá. Los demócratas exigen saber cuáles son los parámetros del juicio antes de enviar los artículos para el juicio político y dejaron en claro que creen que habría que llamar a testigos a comparecer.

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Por otro lado, los republicanos se oponen en gran medida a llamar a testigos y creen que un juicio expedito es la mejor manera de evitar que el drama del juicio político tenga más consecuencias. Sin embargo, al menos una republicana moderada —Lisa Murkowski, senadora por Alaska— cuestiona los comentarios del líder del partido, quien se comprometió a coordinarse con la Casa Blanca, y opina que han confundido un proceso de por sí turbio.

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Este intervalo de incertidumbre no era lo que Trump esperaba cuando se resignó, la semana pasada, a ser apenas el tercer presidente de Estados Unidos al que se le sigue un juicio político. Aunque quedó claro que no evitaría esta mancha en su legado, Trump consideraba que el juicio en el Senado dirigido por los republicanos sería una reivindicación inevitable.

Trump se ha mostrado impaciente por que los procedimientos empiecen. Sin embargo, parece que el líder de los republicanos en el Senado no comparte sus ansias y dijo que está conforme con retrasar el inicio de un juicio que en lo particular no quiere llevar a cabo.

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"No estoy ansioso por llevar este juicio, así que si ella quiere retener todos los papeles, adelante", dijo Mitch McConnell, líder de la mayoría en el Senado, en el programa Fox and Friends el lunes, 23 de diciembre. "Estamos en un callejón sin salida".

Pelosi escribió una carta a los demócratas, esta semana, en la que señaló que no iba a designar a los coordinadores demócratas —los legisladores que litigarán en el Senado— hasta que sepa más sobre cómo se desarrollará el juicio, así que las negociaciones entre ambas partes están en punto muerto.

Este duelo ha irritado a Trump, quien tiene sus propias opiniones respecto a cómo debería transcurrir el juicio (con testigos y todo el drama), pero por ahora, parece que está dispuesto a dejar esas opiniones a un lado y favorecer el procedimiento más sobrio y conciso que muchos republicanos prefieren.

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"A final de cuentas, la decisión la va a tomar Mitch McConnell y él la va a tomar; tiene derecho de hacer lo que quiera, es el líder del Senado", dijo Trump a los reporteros el martes, 24 de diciembre.

Fuentes republicanas le comentaron a CNN esta semana que McConnell está abierto a llegar al pleno del Senado sin el apoyo del líder demócrata, Chuck Schumer, respecto a las reglas procesales del juicio político. Necesitaría el apoyo de 51 senadores republicanos para aprobar dichas reglas y muchos republicanos creen que podría conseguirlo.

Pese a todo, no a todos los republicanos les entusiasma la forma en la que McConnell está llevando el asunto. Murkowski dijo en una entrevista televisada, esta semana, que McConnell había "confundido el proceso" al decir que estaba actuando en "coordinación total" con la Casa Blanca para definir los parámetros del juicio.

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"Para ser justos, cuando me enteré de eso, me sentí perturbada", dijo Murkowski a la cadena KTUU, filial de CNN. "Para mí, significa que tenemos que dar un paso atrás respecto a colaborar de cerca con la defensa; entonces, cuando oí lo que dijo el líder McConnell, pensé que eso ha confundido el proceso aún más".

Listo para tomar su propio camino

Según fuentes republicanas, McConnell sigue prefiriendo llegar con Schumer a un acuerdo bipartidista como al que se llegó en el juicio a Clinton. Se espera que ambos hombres sigan intentando negociar una vía bipartidista cuando el Senado reanude sesiones en enero.

Pero si no logran llegar a un acuerdo, lo más seguro es que McConnell llegue al pleno a definir el procedimiento para el juicio. Los republicanos dicen que para comenzar ese proceso, quieren que la Cámara de Representantes les haga llegar los artículos de destitución primero, cosa que los demócratas se niegan a hacer hasta que conozcan las reglas procesales. Como ninguna de las partes cede en su postura, no hay indicios de que podrán llegar a un acuerdo en los próximos días. Eso deja a Trump en la incertidumbre y agitado en sus dos semanas de vacaciones en su resort de Florida.

Antes de partir, algunos de los colaboradores de Trump se mostraron preocupados de que pase el tiempo en su centro vacacional rodeado de aliados conservadores que podrían intentar convencerlo de ignorar los consejos jurídicos que le han dado y de que presione para que se lleve a cabo un juicio espectacular.

Desde que se fue de Washington, el viernes, 20 de diciembre, Trump ha estado aceptando felizmente la atención positiva que caracteriza sus escapes al sur. Tras varias semanas de enfrentamientos intensos con los demócratas, que terminaron en su sujeción a juicio político, su regreso a Palm Beach se asemejó al regreso de un héroe herido y ávido de venganza.

Cuando se fue de Washington, Trump estaba perturbado por un artículo que se publicó en la gaceta Christianity Today, en el que piden su destitución. A lo largo del fin de semana, Jerry Falwell, líder evangélico y presidente de la Universidad Liberty, quien pasó varias noches en Mar-a-Lago el pasado fin de semana, le aseguró que su prestigio con los evangélicos blancos sigue siendo sólido.

Tal vez pensando en esos votantes, Trump también cambió la tradicional iglesia episcopal a la que ha asistido en Navidades anteriores por una ceremonia bautista más moderna, con todo y nieve artificial.

Luego lo vieron platicando en el salón de baile del club con Alan Dershowitz, un profesor jubilado de la Facultad de Derecho de Harvard de quien se ha dicho que podría incorporarse a su equipo de abogados.

Trump también se encontró con el capitán de los Capitals de Washington, Alex Ovechkin, y posó para las cámaras mientras el jugador de hockey nacido en Rusia le regalaba una camiseta.

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