"No me postularé para presidente en 2020", dijo a periodistas frente a su casa en Cambridge, Massachusetts, el mismo lugar donde en diciembre de 2018 había lanzado su campaña.
"Pero garantizo que seguiré en la lucha por la gente trabajadora en todo el país", prometió junto a su marido, Bruce Mann, y a su famoso perro Bailey. "Esa ha sido la pelea de mi vida y seguirá siéndolo".
Pero Warren no cedió a la presión de decir si apoyará a Sanders, un senador autodefinido como "socialista democrático" de 78 años cuyas ideas son más radicales que las de ella, o a Biden, un moderado exvicepresidente de 77 que representa el poder tradicional del Partido Demócrata.
"Hoy no", dijo Warren cuando se le preguntó si estaba lista para respaldar a alguno de ellos. "Respiremos hondo y demos un poco de tiempo a eso. No tenemos que decidir en este momento", agregó.
Con su salida, la interna demócrata será un duelo entre Bernie Sanders, un senador de Vermont de 78 años con ideas afines a las de Warren pero aún más radicales, y el moderado ex vicepresidente Joe Biden, de 77 años, ganador de 10 de los 14 estados en liza esta semana en la jornada electoral del Supermartes.
"La senadora Warren es la más feroz de los luchadores por las familias de clase media. Su trabajo en Washington, Massachusetts y en la campaña electoral ha marcado una verdadera diferencia en la vida de las personas. Necesitábamos su voz en esta carrera, y necesitamos su trabajo continuo en el Senado", tuiteó Biden apenas se supo que Warren había comunicado su partida a su equipo.