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Sudamérica será la región más golpeada por la crisis del coronavirus

La caída de los precios de las materias primas junto con la depreciación de las monedas provocarán nuevas tormentas económicas y políticas en el sur del continente.
jue 26 marzo 2020 05:04 AM
La crisis latente en chile
Con una economía que podría caer este año por primera vez desde la crisis global de 2009, la convulsión social latente En Chile podría volver a emerger.

BUENOS AIRES- Los países sudamericanos se enfrentan a un escenario que ni el más pesimista imaginaba hace apenas dos meses. Al derrumbe de los precios de sus principales materias primas de exportación –desde la soya al cobre, pasando por el café y el banano-, se le agrega una fuerte desvalorización de las monedas ante la búsqueda de destinos más seguros. Ese combo amenaza no solo con deprimir las economías del sur del continente, sino con reimpulsar el descontento social en varios países.

A diferencia de México, cuyas exportaciones se dirigen principalmente a Estados Unidos, para los países sudamericanos el principal socio comercial, por lejos, es China. Hacia ese mercado, Brasil y Perú envían más de una cuarta parte de sus exportaciones, y Chile, un tercio. Ante semejante dependencia comercial, ya en 2019, con un crecimiento de la economía china del 6.1% -la tasa más baja de los últimos 30 años-, las exportaciones sudamericanas se habían contraído 7.2%, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

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La información disponible muestra que la tendencia se profundizará este año. Según datos oficiales de febrero, las ventas minoristas en China descendieron 20.5% interanual -el mayor desplome desde que se tienen registros- y la producción industrial cayó 13.5%, la primera contracción desde enero de 1990. En ese marco, de acuerdo a proyecciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), las exportaciones de la región a China podrían caer este año hasta 10.7% en valor.

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En un contexto de expectativas muy negativas para buena parte de los países sudamericanos, Argentina lidera esos malos augurios. El tembladeral en los mercados financieros generado por los efectos del coronavirus se desató justo cuando el gobierno de Alberto Fernández ingresaba en la etapa decisiva de la renegociación de la deuda por 68,842 millones de dólares con acreedores privados. Además de la fuerte caída esperada en el ingreso de divisas por exportaciones, la salida de capitales de los mercados emergentes sumó más presión al desplome de los títulos de la deuda argentina que se viene registrando desde mediados de febrero.

Con esa caída, los bonos argentinos ya cotizan a niveles atractivos para el ingreso de los llamados “fondos buitre”, aquellos que, en lugar de buscar un acuerdo con el deudor, buscan litigar en los tribunales internacionales con el objetivo de cobrar la totalidad de sus acreencias. “Este cimbronazo global complica la posición del gobierno argentino”, dice Matías Rajnerman, economista jefe de la consultora Ecolatina, en Buenos Aires. “Por la crisis, los bonos de los países emergentes rinden más que antes y, entonces, para buscar ganancias importantes no hace falta ir a lugar con tanto riesgo de default como Argentina, sino que hay resultados interesantes a obtener en Brasil o México, por ejemplo”.

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Antes del aislamiento social obligatorio dispuesto por el gobierno, las consultoras y bancos preveían una caída del PIB para este año del 1.5% promedio en Argentina. Con el nuevo escenario, ahora las estimaciones son de un derrumbe superior al 4%, con una inflación en torno al 50%.

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Aunque con una menor dosis de dramatismo que en Argentina, los efectos del coronavirus también llegan en un momento inoportuno para Chile. El país estaba enfocado en el plebiscito constitucional que debía realizarse el 26 de abril. Esa consulta para decidir la redacción de una nueva Constitución había sido la válvula de escape con la que el gobierno de Sebastián Piñera logró descomprimir las masivas manifestaciones de protesta de fines del año pasado. Sin embargo, ante el avance de la pandemia, los partidos políticos se unieron para aplazar el plebiscito al 25 de octubre.

Sin esa elección en el horizonte inmediato y con una economía que podría caer este año por primera vez desde la crisis global de 2009, la convulsión social latente podría volver a emerger. “La caída del precios del cobre, que representa la mitad de las exportaciones de Chile y en torno al 10% de los ingresos fiscales, ha sido sustancial y ha generado una devaluación significativa del peso”, dice Tomás Flores, ex subsecretario de Economía de Chile, en Santiago. “Solo suponiendo que la propagación del virus se lograra detener a mediados de junio, el PIB podría crecer entre 0% y 0.5%”.

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En todo caso, Chile junto a Brasil son los países sudamericanos que están en mejores condiciones económicas para suavizar el impacto de la pandemia. El gobierno de Jair Bolsonaro, por caso, anunció que inyectará en un plazo de tres meses 147,300 millones de reales (unos 29,000 millones de dólares) a la economía. Aún con ese estímulo, las estimaciones preliminares indican que el PIB de Brasil registrará una leve caída este año. Ese panorama podría oscurecerse más si el país ingresa a una nueva etapa de convulsión política. La imagen positiva de Bolsonaro, quien desde un comienzo intentó minimizar los efectos sanitarios del coronavirus en el país , viene sufriendo una acelerada caída y su gobierno está cada vez más aislado ante las críticas a esa estrategia tanto de gobernadores oficialistas como opositores.

En Colombia, Ecuador y Bolivia, países cuyas exportaciones dependen en buena medida de los hidrocarburos, el impacto amenaza ser alto ante el desplome del precio del crudo. Sin embargo, el efecto más potente se sentirá en Venezuela.

Allí, luego de una serie de cambios dispuestos en los últimos meses por el gobierno de Nicolás Maduro para aliviar las restricciones económicas, como el permiso para el uso del dólar en las transacciones y el relajamiento en los controles de precios, las proyecciones previas a que se declarara la pandemia indicaban para este año una fuerte desaceleración en la caída del PIB y un menor ritmo del alza de la inflación. No obstante, el desplome del precio del petróleo, rubro de donde proviene el 95% del ingreso de divisas al país, amenaza con transformarse en un golpe mortal para una economía cuyo tamaño es apenas un tercio del que tenía en 2013.

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“Con una proyección de contracción del 1.8% del PIB en América Latina para este año, el desempleo aumentará en 10 puntos porcentuales, y el número de personas en la pobreza subirá de 185 millones a 220 millones”, dice Alicia Bárcena, secretaria Ejecutiva de la CEPAL, en Santiago de Chile.

La pandemia dejará un lastre económico y social por toda la región, aunque Sudamérica lo sufrirá más que los países del norte. La tormenta perfecta generada por la fuerte desaceleración de China y el desplome del precio de las materias primas asestará un nuevo golpe –otro más- a las ya débiles economías del sur del continente.

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