En todo caso, Chile junto a Brasil son los países sudamericanos que están en mejores condiciones económicas para suavizar el impacto de la pandemia. El gobierno de Jair Bolsonaro, por caso, anunció que inyectará en un plazo de tres meses 147,300 millones de reales (unos 29,000 millones de dólares) a la economía. Aún con ese estímulo, las estimaciones preliminares indican que el PIB de Brasil registrará una leve caída este año. Ese panorama podría oscurecerse más si el país ingresa a una nueva etapa de convulsión política. La imagen positiva de Bolsonaro, quien desde un comienzo intentó minimizar los efectos sanitarios del coronavirus en el país , viene sufriendo una acelerada caída y su gobierno está cada vez más aislado ante las críticas a esa estrategia tanto de gobernadores oficialistas como opositores.
En Colombia, Ecuador y Bolivia, países cuyas exportaciones dependen en buena medida de los hidrocarburos, el impacto amenaza ser alto ante el desplome del precio del crudo. Sin embargo, el efecto más potente se sentirá en Venezuela.
Allí, luego de una serie de cambios dispuestos en los últimos meses por el gobierno de Nicolás Maduro para aliviar las restricciones económicas, como el permiso para el uso del dólar en las transacciones y el relajamiento en los controles de precios, las proyecciones previas a que se declarara la pandemia indicaban para este año una fuerte desaceleración en la caída del PIB y un menor ritmo del alza de la inflación. No obstante, el desplome del precio del petróleo, rubro de donde proviene el 95% del ingreso de divisas al país, amenaza con transformarse en un golpe mortal para una economía cuyo tamaño es apenas un tercio del que tenía en 2013.
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“Con una proyección de contracción del 1.8% del PIB en América Latina para este año, el desempleo aumentará en 10 puntos porcentuales, y el número de personas en la pobreza subirá de 185 millones a 220 millones”, dice Alicia Bárcena, secretaria Ejecutiva de la CEPAL, en Santiago de Chile.
La pandemia dejará un lastre económico y social por toda la región, aunque Sudamérica lo sufrirá más que los países del norte. La tormenta perfecta generada por la fuerte desaceleración de China y el desplome del precio de las materias primas asestará un nuevo golpe –otro más- a las ya débiles economías del sur del continente.