"Es una lucha muy grande, muy dura", afirma.
Por ello, Virgílio Neto también ha pedido auxilio a los países europeos para salvar ese estado y su "principal patrimonio", la selva amazónica, que durante meses estuvo en el centro de la agenda internacional ante el aumento de la deforestación y los incendios.
"Pueden ayudar con recursos, con remesas de medicamentos, envío de tests rápidos, equipos de protección, porque muchos médicos están trabajando sin equipos (...)", aclara.
Un sistema colapsado
Las autoridades locales construyeron un hospital de campaña y el gobierno federal convocó a médicos de todo el país para ayudar en la crisis.
Pero estas medidas para reforzar el sistema llegan demasiado tarde y la situación es "extremamente preocupante" ya que Manaos concentra todas las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) de Amazonas y 80% de los médicos especializados, explica el especialista en enfermedades infecciosas Bernardo Albuquerque, de la Universidad Federal de Amazonas (UFAM).
El auge de la pandemia se espera a partir de mayo, pero Manaos ya tiene ocupado el 90% de sus camas de UCI, faltan insumos de protección para los funcionarios de salud, así como tomógrafos y medicamentos.
"El sistema está realmente centralizado en la capital", dice Albuquerque a la AFP.
"Las ciudades del interior de Amazonas tienen poquísimas camas para los casos graves, por lo que la mayoría tiene que desplazarse hasta Manaos. Es un escenario desolador", aseguró a la agencia EFE Fernando Merloto, fiscal del Ministerio Público Federal del estado de Amazonas.