En momentos como este, contar con una prensa libre, que pueda proporcionar toda la información posible sobre la pandemia, es indispensable para que la población tome las mejores decisiones, señaló el jefe de IDEA Internacional.
Otro peligro que corre la democracia es el retraso de las elecciones en varios países del mundo. "Hay 66 elecciones que han estado programadas para distintos momentos del año, desde ellecciones locales hasta elecciones nacionales y referendos. En muchos casos, no hay más opción que posponerlas, pero eso tiene un límite".
En varios países, las elecciones son una válvula de escape para las tensiones, por lo que retrasarlas sin una fecha de realización próxima puede provocar mayor inestabilidad.
"Es necesario que se encuentren formas de ejercer el derecho al sufragio por parte de la ciudadanía, pero que al mismo tiempo reduzcan los riesgos que tiene una elección para la salud pública. Hay ejemplos muy valiosos, como las elecciones de hace unas semanas en Corea del Sur".
Un tercer grupo de riesgo tiene que ver con las consecuencias económicas de la crisis económica mayúscula que estamos enfrentando. No las hemos visto porque la crisis no está golpeando. Esta crisis económica va a generar inestabilidad política y de orden público, lo cual puede hacer más atractivo imponer medidas autoritarias.
En el caso específico de América Latina, proporcionar mayor poder al ejército, más allá de su labor de protección de la soberanía nacional "debería ser una señal de alerta".
Para Casas-Zamora, sin embargo, el principal riesgo para la democracia es que la ciudadanía se acostumbre a vivir en un estado de emergencia.
"Ese es uno de los grandes riesgos, el tema de que nos habituemos a un papel mucho más invasivo del Estado en la privacidad de las personas. El riesgo es que esos poderes de emergencia, aunque se ejerzan de manera adecuada, se conviertan en la nueva normalidad de la vida democrática y que una ciudadanía atemorizada lo tolere".