El número de contagios verificados, de acuerdo con las cifras del RKI, competente en la materia en el país, es de 190,862, lo que supone un aumento de 503 respecto al día anterior. El número de víctimas mortales subió a 8,895, mientras que el de pacientes recuperados está en 175,700.
Alemania, con 80 millones de habitantes, ha registrado hasta el momento muchos menos que sus socios europeos Francia, Italia o España, y su labor ante la epidemia fue unánimemente elogiada.
Ahora, intenta controlar un foco importante de contaminación en el que es considerado el mayor matadero de animales de Europa, situado cerca de Gütersloh y en donde trabajan 6,700 personas, muchas procedentes de Bulgaria y Rumania.
Muchos de estos trabajadores están alojados en residencias donde la promiscuidad puede ser grande.
El lunes por la noche, las autoridades locales anunciaron 1,553 contagios por la COVID-19 en el cantón. Cerca de 7,000 personas estaban en cuarentena, 21 hospitalizadas y 6 en cuidados intensivos.
El conjunto de los empleados del grupo, que tiene un volumen de negocios anual de 6,600 millones de euros (7,300 millones de dólares), de los cuales la mitad en la exportación, han sido colocados en cuarentena.
Las cadenas de televisión divulgaban imágenes de personas presentadas como empleados del matadero, esperando detrás de barreras de metal a la entrada de las residencias a que los policías, que portaban guantes y máscaras, les suministraran víveres y bebidas.