La distribución, la próxima batalla
Una vez que una o varias vacunas reciban la aprobación de los reguladores de sus países y de otros para ser fabricadas, la batalla será por la distribución de la misma por el mundo.
Ya varias naciones ricas están llegando a acuerdos millonarios con las farmacéuticas para asegurarse las dosis necesarias para su población.
El viernes 31 de julio, las farmacéuticas Sanofi y GSK anunciaron un contrato con Estados Unidos por más de 2,000 millones de dólares para el desarrollo de esos remedios. Y pocas horas después, la Comisión Europea anunció que reservaba 300 millones de dosis de esa futura vacuna, que podría estar lista en 2021.
El miércoles, Canadá anunció la firma de dos acuerdos con las farmacéuticas estadounidenses Pfizer y Moderna para obtener vacunas contra el COVID-19 en 2021.
Ottawa acordó con esas empresas el suministro de millones de dosis, pero las vacunas está aún en desarrollo, en tanto el gobierno mantiene negociaciones con otros potenciales proveedores, dijo en conferencia de prensa Anita Anand, ministra de Servicios Públicos y Aprovisionamiento de Canadá.
Regiones más pobres, como América Latina y especialmente África, pueden salir perdedoras de toda esta guerra si la ONU no se pone firme, dijo Contreras.
"Ese va a ser el gran desafío de la ONU, que sin importar cuál finalmente sea la primer vacuna se comience a producir y distribuir fuera del país del descubrimiento", explicó la especialista, quien recordó que México ha promovido en la Asamblea General del organismo que la vacuna sea considerada un bien público global.