Primer productor mundial de vacunas contra la fiebre amarilla, Brasil también es reconocido por su experiencia en el campo de las vacunas, que produce a gran escala en centros públicos de referencia.
Por todo ello, los responsables de dos de los proyectos más avanzados, el de la Universidad de Oxford, con el laboratorio AstraZeneca, y el del chino Sinovac, llevarán a cabo pruebas de fase 3 —la última antes de la homologación— con miles de voluntarios brasileños.
Solo tres proyectos en todo el mundo han alcanzado esa fase.
Y Brasil tiene mucho que ganar, con unos acuerdos de transferencia de tecnología que le permitirán, si las pruebas resultan concluyentes, producir vacunas para inmunizar rápidamente a su población e incluso exportar dosis a sus vecinos.
Este país de 212 millones de habitantes y dimensiones continentales aplicó medidas de confinamiento muy poco estrictas y de manera caótica y dispar en sus regiones, con lo cual la pandemia se siguió propagando y está penetrando en el interior de los estados.
Desde hace varias semanas es el segundo país, detrás de Estados Unidos, con más número de casos y de víctimas mortales, que hacia el fin de esta semana deberían llegar a las 70,000.
100 millones de dosis
"Brasil es un terreno fértil para las pruebas porque el virus todavía está muy presente, con una amplia variedad de características epidemiológicas" según las regiones, explica a la AFP Margareth Dalcomo, investigadora de Fiocruz, un organismo público de referencia que producirá la vacuna desarrollada por Oxford.