Negociación contrarreloj
Algunos conservadores como la ex primera ministra Theresa May se opusieron al texto, afirmando que el gobierno estaba "actuando de forma imprudente e irresponsable, sin pensar en el impacto a largo plazo" y el "daño incalculable a la reputación del Reino Unido".
Pero Johnson logró impedir la rebelión interna aceptando dar a los diputados la última palabra a la hora de aplicar dichos cambios.
Esto sin embargo no debería bastar para calmar la ira de sus ex socios europeos, para quienes no respetar lo firmado rompe la "confianza" necesaria en la compleja y estancada negociación comercial.
Los líderes de la UE tienen en agenda una cumbre el 16 de octubre en que deberían discutir si aún vale la pena invertir tiempo y energías en un acuerdo comercial con Londres.
Pero más allá de la controversia por la "ley de mercado interno", negociadores europeos y británicos tienen complicados asuntos pendientes y poco tiempo para resolverlos.
Si no llegan a un entendimiento, a partir del 1 de enero las relaciones comerciales entre la UE y el Reino Unido se realizarían según las reglas de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que impondrían cuotas y aranceles y crearían el caos en los puertos británicos.
En el ámbito empresarial, los negociadores deben acordar criterios sobre ayudas estatales y subsidios, ante el temor de la UE de encontrar un poderoso competidor desleal a sus puertas.
También resolver la exigencia europea de que sus pesqueros puedan seguir faenando en las ricas aguas británicas, a lo que Londres se opone.
Con información de AFP y EFE