Casi un año después de ese quiebre institucional, 7.3 millones de bolivianos volverán a las urnas con el objetivo implícito de dejar atrás las secuelas de aquella frustrada elección. No obstante, la meta luce demasiado ambiciosa. Lejos de ceder, en los últimos meses la polarización política continúo escalando en Bolivia. Si bien Evo Morales, que está exiliado en Argentina luego de ser asilado por el gobierno de México, ya no será candidato, su figura sigue dividiendo aguas.
"La polarización y la amenaza de violencia aparecen como variables muy reales en la democracia boliviana", dice Franco Gamboa Rocabado, analista político y profesor de la Universidad Mayor de San Andrés, en La Paz. "No solo hay una polarización política, sino también territorial y entre las clases sociales".
La profundización de las grietas que dividen a Bolivia llega en el peor momento. Además de sus dramáticos efectos sanitarios, la irrupción de la pandemia viene impactando con fuerza sobre el cuadro económico y social del país. Luego de un sostenido crecimiento en los últimos dos decenios, las estimaciones indican que el PIB caerá más del 5% este año. En ese contexto, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estimó que el porcentaje de bolivianos hundidos en la pobreza extrema pasará del 14.3% registrado en 2019 al 16.8% a finales de este año.