En sintonía con la visión del presidente Iván Duque, Trump es muy crítico del acuerdo de paz firmado en 2016, que puso fin a un conflicto armado de 52 años entre el estado y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). De hecho, en septiembre pasado el presidente estadounidense calificó a ese acuerdo como una rendición a los “narcoterroristas”, en referencia a la “impunidad” que supuestamente ofrece a los miembros de las FARC.
Las demoras en la implementación de aspectos clave del acuerdo de paz, como la distribución de tierras a pequeños agricultores en áreas rurales, han sido la forma en que Duque mostró en los hechos su escepticismo en torno al convenio. Aunque no hizo ningún comentario sobre las elecciones de Estados Unidos, todo indica que el presidente de Colombia hubiera preferido seguir frenando los avances del acuerdo de paz sin presiones desde Washington.
Ese no será el camino que seguirá Biden, quien fue uno de los autores originales del Plan Colombia, el programa de ayuda por el que Estados Unidos canalizó 10,000 millones de dólares al país para contrarrestar la insurgencia de las FARC y el tráfico de drogas entre 2000 y 2016. Ya como vicepresidente durante el gobierno de Obama, Biden respaldó las negociaciones de paz desde el comienzo.
"Con Biden habrá más presión para que avance el acuerdo de paz, pero en un ambiente de respeto, sin tensiones", dice Camilleri. "No será una relación híper enfocado en el tema del narcotráfico como lo fue con Trump, sino que será una relación más integral y estratégica: si Duque está dispuesto a acompañar una agenda que incluya el avance en el proceso de paz y la defensa de los derechos humanos, hay toda posibilidad de mantener un muy buen vínculo".