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Las emisiones de carbono se redujeron gracias al COVID-19, pero es insuficiente

La disminución de la demanda de electricidad, un crecimiento en el uso de energías renovables y un uso menor de carbón han ayudado a la menor emisión de CO2.
lun 08 febrero 2021 06:32 PM


Una apuesta perdedora
"Las inversiones en carbón son una apuesta perdedora", dijo el secretario de general de la ONU, Antonio Guterres, por lo que llamó a los miembros de la OCDE terminar con el uso de este combustible en 2030.

La pandemia de COVID-19 ha modificado la manera en la que consumimos energía. En el 2020, hubo una reducción de las emisiones de Dióxido de Carbono a la atmósfera, resultado de una reducción en la demanda de electricidad y una fuerte disminución de la generación de energía con carbón.

De acuerdo con un reporte publicado en Nature Climate Change este lunes, desde antes de la irrupción de la pandemia, el sector energético ha estado en un proceso de transformación. “Mientras que los combustibles fósiles (predominantemente carbón y gas) son usados para generar energía en la mayoría de los países, las energías renovables dominan el crecimiento en la generación global de energía”, explica los autores del artículo.

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El crecimiento de la generación de energía solar y eólica se concentró en unos pocos mercados con políticas sustanciales de apoyo, que han tomado lugar desde el principio de la década pasada, pero pero se ha generalizado mucho más en los últimos años después de continuas reducciones en los costos de tecnología y mejoras en el rendimiento.

En India Estados Unidos y Europa —que juntos representaron el 34% de las emisiones globales de CO2 por generación de energía en 2019— la demanda mensual de electricidad disminuyó hasta un 20% en comparación con 2019, de acuerdo con los datos de generación en tiempo real por combustible disponibles hasta septiembre de 2020,

“Incluso, dentro de la generación fósil, las reducciones en la generación de energía basada en carbón han sido mayores que las de la generación de energía con gas natural, aumentando la tendencia a la baja del uso de carbón en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)”, señaló el estudio.

Sin embargo, la recesión económica general ha reducido la demanda de petróleo y gas natural en todos los sectores, por lo que los precios del mercado al contado del gas han disminuido, favoreciendo la generación de energía con gas.

Los precios del carbón también han disminuido, pero con un impacto menor en los costos variables de la generación de energía a base de carbón, debido a una mayor participación de los costos relacionados con la extracción y el transporte, así como a los mayores costos de mantenimiento.

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El efecto de cambiar del carbón al gas también se ha visto respaldado en Europa por los precios de las emisiones relativamente estables en el Sistema de Comercio de Emisiones de la UE (EU-ETS), lo que ha contribuido aún más a una economía desfavorable para la generación de energía a base de carbón.

Los autores del estudio calculan que la reducción anual de emisiones de CO2 del sector energético fue de 6.8% en comparación con 2019, y menos con estimaciones previas.

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Una disminución insuficiente

Aunque el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, reconoció los avances en materia climática alcanzados el años pasado, dijo que estos aún son insuficientes.

Guterres aseguró que el mundo está lejos de alcanzar el objetivo de limitar el aumento de la temperatura a 1.5 grados como indica el Acuerdo de París. "Por eso necesitamos ser más ambiciosos, más ambiciosos en su mitigación, más ambiciosos en nuestra adaptación y más ambiciosos en la financiación” de las medidas que se necesitan para frenarlo.

El 2021 será “un año crucial contra el cambio climático” por lo que espera que los estados miembros aprovechen ese impulso en el camino a la cumbre climática COP26, que se celebrará en nueve meses en Glasgow, Escocia.

Guterres firmó que la alianza mundial para llegar a las cero emisiones netas tiene que crecer hasta abarcar a más del 90% de todo el carbono que entra en la atmósfera, subrayándolo como una prioridad de la ONU.

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Dado que los compromisos de los países deben ir acompañados de planes claros y creíbles, instó a los países a aportar contribuciones determinadas en los planes nacionales —los países que han firmado el Acuerdo de París se comprometen a una obligaciones para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero y la adaptación al cambio climático— significativamente más ambiciosas, como se indica en el Acuerdo, y añadió que "las principales economías y los miembros del G20 deben liderar el camino".

El secretario general dijo que el uso del carbón con fines energéticos debe eliminarse en 2030 para los países de la OCDE y para el 2040 en el resto de ellos, y que la financiación del sector, y de otros combustibles fósiles, debe reorientarse hacia la búsqueda de fuentes de energía limpia.

"Las inversiones en carbón son una apuesta perdedora", afirmó.

Igualmente pidió progresos en la adaptación y la resiliencia, lo cual requiere un mayor apoyo a las naciones vulnerables, incluyendo a los países menos desarrollados y los pequeños estados insulares en desarrollo.

"Tenemos la obligación moral de hacer las cosas mucho mejor, y con iniciativas e instrumentos financieros nuevos y ampliados", dijo el máximo responsable de la ONU.

"Los países desarrollados deben cumplir su compromiso, adquirido hace más de diez años y reiterado en París, de movilizar 100,000 millones de dólares al año en financiación climática para los países en desarrollo. Este compromiso debe cumplirse plenamente en el período previo a la COP26”.

Con información de Noticias ONU

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