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La reforma migratoria de Joe Biden inicia su camino en el Congreso de EU

El proyecto de ley impulsado por el presidente Joe Biden pretende dar una vía a la ciudadanía para 11 millones de inmigrantes indocumentados.
jue 18 febrero 2021 03:02 PM
Un proceso de ocho años
El proyecto prevé un proceso de ocho años para que los inmigrantes indocumentados puedan alcanzar la ciudadanía.

El proyecto de ley con el que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, busca promover una ambiciosa reforma migratoria que otorgue una vía a la ciudadanía para 11 millones de indocumentados llegó este jueves al Congreso, con el respaldo del senador de origen cubano Bob Menéndez y la legisladora Linda Sánchez, de raíces mexicanas.

Menéndez, el latino de más alto rango en el Legislativo estadounidense, y Sánchez son los patrocinadores de la Ley de Ciudadanía Estadounidense de 2021, la propuesta bandera con la que el gobierno de Biden busca remodelar el sistema de migración del país, que desde hace más de 30 años no aprueba una reforma de este tipo.

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Llegó la hora de "sacar de las sombras a 11 millones de indocumentados", dijo Menéndez durante una rueda de prensa virtual junto a otros legisladores.

La amplia iniciativa busca garantizar una solución a largo plazo para los dreamers, como se conoce a los inmigrantes llegados al país siendo niños y amparados por el programa DACA; y a los beneficiados por el Estatus de Protección Temporal (TPS) —que en su mayoría proceden de Centroamérica— y los trabajadores agrícolas inmigrantes.

Durante el gobierno de Barack Obama este grupo de cerca de 700,000 jóvenes —la mayoría de origen latinoamericano— fueron beneficiados por un estatuto de protección que su sucesor, Donald Trump, intentó cancelar en una pugna judicial que llegó hasta la Corte Suprema.

Amplía además los visados de diversidad de 55,000 a 80,000, promueve cambios en el sistema de inmigración basado en el empleo y tiene entre sus prioridades mantener a las familias inmigrantes unidas.

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Esta legislación aterriza en un momento en que la Casa Blanca busca avanzar en el Congreso un plan de alivio para la economía por 1,9 billones de dólares, para lo cual deberá negociar con los republicanos si quiere estímulos para revivir una recuperación agónica.

En la Cámara Alta los demócratas tienen 50 escaños, los mismos que los republicanos, pero pueden usar el voto de la vicepresidenta Kamala Harris para desempatar. En ese caso, sin embargo, quedan a merced de trabas administrativas de bloqueo, por lo que para tramitar la reforma migratoria son necesarios 60 votos.

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"Sabemos que el camino para avanzar requiere de negociaciones con los otros, pero no vamos a hacer concesiones de entrada", dijo Menéndez, quien admitió que no sabrá si lograrán la cota de los 60 votos hasta que lo intenten.

La presidenta de la Cámara de Representante, Nancy Pelosi, celebró la iniciativa integral.

"Hay otros que quieren hacerlo de forma fragmentaria y ese también puede ser un buen enfoque. Eso lo tiene que decidir el Congreso", afirmó Pelosi.

Si los demócratas no consiguen los 60 votos necesarios, la reforma de Biden estará condenada a fracasar como ha sucedido con los intentos de regularización en los años anteriores.

En la Cámara Baja, la propuesta no tuvo un buen recibimiento entre los republicanos, que publicaron un informe afirmando que esta reforma "va a revivir las políticas fracasadas del gobierno de Obama-Biden y va a hacer que los estadounidenses estén menos seguros".

Un esfuerzo similar fue liderado en 2013 por el entonces presidente Barack Obama —quien tuvo como vicepresidente a Biden—, pero naufragó en la Cámara de Representantes pese a haber conseguido la aprobación del Senado.

Un imperativo moral y económico

Menéndez defendió que hay un "imperativo económico y moral" para pasar una reforma amplia e inclusiva que "no deje a nadie atrás", pero reconoció que si se logra que ciertos elementos avancen y sean aprobados, también será positivo.

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"Estamos aquí porque el pasado noviembre 80 millones de estadounidenses votaron contra Donald Trump y contra todo lo que representaba. Votaron para restaurar el sentido común, la compasión y la confianza en nuestro Gobierno", dijo Menéndez en una conferencia de prensa virtual.

"Y parte de ese mandato es arreglar nuestro sistema de migración, que es la piedra angular del odioso espectáculo de horror de Trump”, agregó.

Para Biden "esta es una oportunidad de reiniciar el debate sobre una reforma migratoria después de los cuatro últimos años", indicó en una rueda de prensa un alto funcionario de la Casa Blanca que prefirió no ser identificado.

El gobierno de Trump aprobó más de 400 decretos ejecutivos para frenar la inmigración y castigar a los indocumentados.

Desde que llegó al poder, Biden anunció un golpe de timón en materia migratoria que incluyó la creación de un contingente para reunir las familias separadas por la política de "Tolerancia cero" en la frontera impulsada por Trump.

A partir de esta semana comenzará a desmantelar el polémico programa "Qúedate en México", que obligó a decenas de miles de demandantes de asilo a permanecer en la frontera a la espera de la resolución de sus casos.

El alto funcionario destacó que la ley cambia el término en inglés alien para referirse a los extranjeros, por la designación "no ciudadano", con el objetivo de "reflejar de mejor manera los valores que tiene el presidente sobre la inmigración".

Como uno de los más veteranos en el Congreso, Menéndez señaló que la razón por la que no se ha conseguido una reforma migratoria es porque una y otra vez han "capitulado demasiado rápido a las voces marginales que se han negado a aceptar la humanidad y las contribuciones de los inmigrantes".

Al dirigirse a sus colegas republicanos, aseguró que el voto latino no es propiedad de ningún partido y destacó que los hispanos son "la mayor minoría racial y étnica del país".

En su intervención, Sánchez recordó que es hija de inmigrantes mexicanos —un mecánico industrial y una maestra de escuela primaria—, y afirmó que por ello se ha dedicado a construir un sistema de inmigración "que permita a la gente vivir sin miedo".

"Vinieron (sus padres) a este país y trabajaron duro y se sacrificaron cada día para mantenernos a mí y a mis hermanos", relató la legisladora, cuya hermana, Loretta Sanchez, fue también congresista en el pasado.

Ambos políticos estuvieron acompañados por los legisladores de la Cámara Baja Zoe Lofgren, Lucille Roybal-Allard, Nydia Velázquez, Judy Chu, Raúl Ruiz, Yvette Clarke y Yvette Clarke, así como por los senadores Amy Klobuchar, Alex Padilla y Ben Ray Luján, que prometieron su respaldo a la iniciativa.

Un nuevo sistema migratorio

El proyecto prevé un proceso de ocho años para que los indocumentados puedan alcanzar la ciudadanía. Previamente, quedarán amparados por un estatus temporal y, después de cinco años, podrán optar por una tarjeta de residencia permanente, la green card.

Para los dreamers, los beneficiarios del TPS y los trabajadores agrícolas inmigrantes, la iniciativa propone una residencia legal de "inmediato" y tres años más tarde la ciudadanía.

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Será un requisito fundamental para estas personas "haber estado en el país antes del 1 de enero de 2021".

El proyecto de ley deroga además la prohibición de reingreso para quienes hayan permanecido de forma irregular en territorio estadounidense, elimina los topes por país para los visados basados en el empleo y aumenta de 10,000 a 30,000 los cupos para los visados U (que se otorgan a víctimas de abuso físico o mental).

Asimismo, elimina el plazo mínimo de un año para que quienes se encuentren en el país puedan solicitar asilo y promueve la reunificación de familias, en especial de los grupos familiares LGBTQ+.

Por otro lado, aborda las causas de la migración al financiar un plan de la administración de Biden para aumentar la asistencia a El Salvador, Guatemala y Honduras, de donde procede la mayoría de inmigrantes que buscan cruzar a Estados Unidos desde México.

También crea opciones para que las personas que buscan protección puedan solicitar un estatus legal en Centroamérica; restablece el programa de menores centroamericanos que permite reunir a los pequeños con sus padres que residen en Estados Unidos; y destina recursos para el uso de la tecnología en las fronteras.

La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, destacó este jueves en una llamada con periodistas que espera que más conservadores se sumen a los patrocinadores de este proyecto, al indicar que "históricamente este ha sido un tema con el que los demócratas y republicanos están comprometidos".

En ese sentido, adelantó que será necesario que haya negociaciones al respecto.

Y zanjó: Biden "cree que la modernización de nuestro sistema de inmigración es una prioridad absoluta para el país".

Con información de AFP y EFE

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