Al contrario de quienes perdieron la vida mientras participaban en las protestas, o estaban cerca, Chit, la víctima más joven, recibió el martes un tiro en el abdomen cuando estaba en su casa, sentada en el regazo de su padre, adonde había acudido en busca de protección cuando las fuerzas del orden irrumpieron en su vivienda.
Un uniformado acusó al padre de mentir y le disparó, pero la bala impactó en la hija, según el testimonio de la hermana al portal Myanmar Now.
En la noche del martes, los soldados volvieron para llevarse el cuerpo de la pequeña y saquearon la casa, pero la familia ya había huido por miedo a los militares.
Según HRW, el temor de los uniformados a la rabia generada por esta muerte les impulsó a volver para deshacerse del cadáver que simboliza su represión despiadada.
"El Tatmadaw (nombre del ejército de Myanmar) —añadió HRW— quiere que sus voces sean silenciadas porque no quiere mártires, y los soldados no dudarán en usar la fuerza para lograrlo”.
"Tiene que haber una rendición de cuentas por todos los crímenes y violaciones de derechos humanos que se siguen cometiendo en Birmania", dijo Haq.
El portavoz de la ONU también pidió la "máxima moderación" en el período previo al 27 de marzo, que ha sido declarado Día de las Fuerzas Armadas en Birmania.
Con información de AFP y EFE